Llénate de mí. Pablo Neruda, de mis preferidas.

Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame,
pídeme. recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente...

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Dejame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos
destrozando, quemando, arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mí, furiosamente libre.
Irme, Dios mío, irme...


6 comentarios:

Tatiana Aguilera dijo...

Neruda, maestro de maestros, mi referente natural.
Un abrazo.

Ángel Reyes Burgos dijo...

Gracias amiga por tu comentario y coincido contigo en eso...no hay otro como el. Te dejo abrazos y que tengas un feliz día.

Jheovany dijo...

cada vez que leo a un Neruda... quedo medio perturbado... es que se adentra tanto tanto... y remueve lo que quería que este quieto...

Gracias por dejarme leerlo.

Jheovany

Graciela María dijo...

Estuve visitando este hermoso blog, lleno de romanticismo y ternura... Me encantó. Felicitaciones.

http://vida-reflexion.webcindario.com/

Ángel Reyes Burgos dijo...

Jheovany, siempre sentí una envidia sana por su arte, esa sensibilidad en hacerte vivir sentimientos y su forma de expresar. Me doy cuenta de mis limitaciones al leer sus poemas y a mi los míos me suenan a cantinela siempre, por que solo tengo facilidad para la rima. Gracias por entrar y feliz día.

Ángel Reyes Burgos dijo...

Que hermosas palabras Graciela, La verdad, soy un romántico tierno, pero seguro que sabrás, que las personas como yo, solemos sufrir mucho en la vida. Un abrazo y te deseo un lindo fin de semana.

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