Me acostumbre a ser tu noche
la dueña de tus sueños
la suave almohada
que reposa tus silencios.
Caricias pintando contornos
al tibio aroma de tus dedos
a tu boca en mi boca
al abrazo de tu abrazo
a tu fragancia en mi cuerpo,
a jugar con la noche
como dos niños pequeños.
A oir el eco de mi nombre
cuando mi nombre es anhelo
que te quema los labios
con las brasas del fuego.
A perdernos en las sombras
a jugar con los deseos
a caminar por la luna
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