Espuma de mar...Octavas reales.

Volveré cada tarde hasta este río
con mi mochila llena y bien cargada,
con mi cuaderno y pluma en quien confío,
compañeros del alma enamorada.
Y en estrofas de amor, de este amor mío,
bordaré poesías bien labradas
con la sangre y la tinta con que mi alma
amalgama esperanzas en su calma.

Yo secaré las gotas que el rocío
dibujó en mi banco esta madrugada
y con el sol se irá ahuyentando el frío,
teniendo entre mis brazos a mi amada.
Poesía de amor, junto a mi río,
la que escribo esta tarde soleada,
es espuma de mar, que baten olas,
es un canto de amor en caracolas.

Todos los derechos reservados.

Me quedé sin palabras...

Me quedé sin palabras...
muda del gorjeo atrevido del músculo hablante
afónica de la decisión de emitir-me en sonidos,
una cortina de acero guardó el tesoro parlante
antes que desguace la garganta, un ténue suspiro.

Que me miras y te miro,
y me adornas con profundos besos
aquello que está entramado en el fondo errante
del alma mía y en tu consecuente celo.

Y me quedé sin palabras, me voy y me vuelvo
disléxica, disfónica, disfálica, disglósica,
(dis-tinta) y tequierotequierotequiero. 

Los labios entreabiertos del desvelo,
dando paso a la brisa de tu nombre,
enjugando en las fauces, tu esencia de hombre.

Me quedé sin palabras, te juro que no puedo
disfrazar el aire que bulle por dentro.
No me paren palabras los planetas de mis senos
cuando erguidos te piden: ¡bésalos de nuevo!

El silencio es el grito que despierta el verso.
Me quedé sin palabras 
cuando me dices: ¡ya muero!
Recién allí, en un "te amo"
torna en gutural gemido, mi verbo.


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