Muertes vivas...A veces siento que te escondes, que escabulles la mirada,


A veces siento que te escondes,
que escabulles la mirada,
no quieres que yo te sepa…
que sepa lo que hay en tu alma.
Te da miedo desnudarte,
dejarme entrar con el alba,
con esa luz de estandarte,
¡con sus claridades blancas!

A veces siento que callas,
mordisqueando palabras,
te haces silencio que abraza… ¡silencio!
perfumando mis mañanas.

A veces siento que me escondo
tras un manto de pestañas,
no quiero que puedas verme,
¡no quiero que mires mi  alma!
Me da miedo dejar libre
este delirio que estalla,
esta pasión que se enreda
¡que me nace desbocada!

A veces siento que callo,
aunque te pinte en palabras,
palabras que son silencios
silencios blancos que claman.

Sin voz, nos vamos hablando,
sin voz, sin labios ¡sin habla!
en un lenguaje callado
escrito con tinta blanca.

Nos vamos quedando quietos,
sin apenas decir nada…
sabiendo que un “tal vez” incierto
se nos pinta en la mirada…
A medio camino no hay puentes,
no hay lagunas de aguas mansas,
solo naufragios y gente…
gente que llega y que pasa.

A medio camino nos queda
la bandera del ausente,
el tren vacío en las venas
y el timón de un barco inerte.

No hay  lunas de seda verde
ni luz brillando en el faro,
no hay brújulas que nos muestren
hacia donde lleva el paso.


A veces siento que me escondo,
que me escondo y que te escondes,
tras esos labios redondos
que aprendieron nuestros nombres.
Te escondes, tras los labios de la noche,
con su boca oscurecida,
donde callan los latidos que se oyen
bajo el cielo que nos mira.

A veces siento que me pierdo y que te pierdes,
enjaulados entre cárceles de heridas
y nos quedamos varados ¡sin puentes!
enredados en un mar de ¡muertes vivas!





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