Sonetos, Diego Hurtado de Mendoza

Días cansados, duras noches tristes,
crudos momentos en mi mal gastados,
el tiempo que pensé veros mudados
en años de pesar os me volvistes.

En mí faltó la orden de los hados;
en vos también faltó, pues tales fuistes,
que podréis en el tiempo que vivistes
contar largas edades de cuidados.

Largas son de sufrir cuanto a su dueño
y cortas si me hubiese de quejar,
mas en mí este remedio no ha lugar,

que la razón me huye como sueño
y no hay punto, señora, tan pequeño,
que no se os haga un año al escuchar.
Como el triste que a muerte es condenado
gran tiempo ha y lo sabe y se consuela,
que el uso de vivir siempre en penado
le trae a que no sienta ni se duela,

si le hacen creer que es perdonado
y morir cuando menos se recela,
la congoja y dolor siente doblado,
y más el sobresalto lo desvela;

ansí yo, que en miserias hice callo,
si alguna breve gloria me fue dada,
presto me vi sin ella y olvidado.

Amor lo dio y Amor pudo quitallo,
la vida congojosa toda es nada,
y ríase la muerte del cuidado.
Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco (Granada, 1503 o 1504 - Madrid, 14 de agosto de 1575), fue un poeta y diplomático español, embajador de España en Italia. Desde el siglo XVII hay teorías que apuntan a que fue el autor del Lazarillo de Tormes. Para saber más pulse aquí.

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