Romance, Francisco de Quevedo.


A los moros por dinero; 
a los cristianos de balde. 
¿Quién es ésta que lo cumple? 
Dígamelo tú, el romance. 

Yo, con mi fe de bautismo, 
tras ella bebo los aires; 
por moro me tienen todas: 
dinero quieren que gaste. 

En lenguaje de mujeres, 
que es diferente lenguaje, 
de balde es dos veces dé, 
cosa que no entendió nadie. 

Todas me llaman Antón, 
todas me cobran Azarque, 
y son, al daca y al pido, 
mis billetes Alcoranes. 

El sombrero que les quito 
se les antoja turbante, 
y mi prosa, algarabía, 
por más español que hable. 

Sin duda, romance aleve, 
que, por sólo el consonante, 
a los pordioseros fieles 
les diste alegrón tan grande. 
Y aquella maldita hembra, 
para burlar el linaje 
de los Baldeses de paga, 
tocó a barato una tarde. 

Luego que el romance oí, 
me llamaba por las calles 
cristianísimo, sin miedo 
del rey de Francia y sus Pares. 

¿Adónde están los cristianos 
que gozan de aqueste lance?: 
que en el reino de Toledo 
los Pedros pagan por Tarfes. 

Si la que lo prometiste 
en esa cazuela yaces, 
más gente harás, si te nombras, 
que las banderas de Flandes. 

Doña Urraca diz que fue 
la del pregón detestable: 
que cosa tan mal cumplida 
no pudo ser de otras aves.

Caído el grande Osuna, Quevedo es arrastrado también como uno de sus hombres de confianza y se le destierra en 1620 a la Torre de Juan Abad (Ciudad Real), cuyo señorío había comprado su madre. Para saber más pulse aquí.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...