La mujer. José María Gabriel y Galán.

 
Cuando pueda arrancar de los infiernos
legiones de cariátides humanas,
cuando pueda traer de los edenes
almas de luz con luz apacentadas;
cuando sepa sondear el de los réprobos
infame corazón, lleno de llagas;
cuando sepa sentir el de los ángeles
sentir divino de purezas diáfanas...

Cuando aprenda un idioma no creado
para la grey humana,
que tiene, para hablar, artificiosos
idiomas de paupérrimas palabras,
y no percibe músicas mejores
que el resbalar de las corrientes aguas,
el rebullir de mañaneras brisas,
el arrullar de las palomas cándidas,
y el dulce son de los canoros pájaros,
y el hojear de la alameda gárrula,
ni músicas más hórridas describe
que el fiero aullido de la loba escuálida,
la carcajada del siniestro cárabo,
los alaridos de la hiena flaca,
el silbo horrible de falaz serpiente
y el grito ronco de feroz borrasca...

Cuando aprenda a vibrar todos los rayos
de la tremenda maldición que mata
los gérmenes maléficos
que anidan en las llagas,
y a dar aprenda en bendiciones puras
del alto Edén anticipadas ráfagas,
¡entonces te diré, curioso amigo,
lo que son las mujeres!...

¡Qué!... ¿Te extraña?
Decir que son demonios, 
que son blancos arcángeles...
me parece decir cosas muy pálidas.
y si en decires del humano idioma
yo pretendiera bosquejar sus almas,
tal vez oyeras con atento oído
rumor de abismos y batir de alas;
pero la vida de los dos es corta
para que yo, con ruidos de palabras,
cantar pudiese el colosal poema,
maridaje de luz y sombras trágicas,
y tú sentirlo en sus negruras hondas,
y tú sentirlo en sus altezas diáfanas.
Mientras aprendo a contestar, ¡oh amigo!,
tu pregunta abismática,
sigue a la letra mi consejo sano,
regla prudente de conducta sabia;
golpear en la puerta del misterio
es brega estéril de curiosas almas;
cierra los ojos para ver más claro,
vuela y no escarbes, sintetiza y ama,
y canta a la mujer cuando la veas
en el trono de reina de su casa,
o ante la cuna acariciando al hijo,
o ante el sepulcro derramando lágrimas,
o en la sombra de un claustro recluida,
o esperando al esposo desvelada,
o en el templo cantándole a la Virgen
dudas, temores, inquietudes, ansias...

¡Cántala dondequiera que la veas,
ángel o mártir, heroína o santa!
Y si tienes un día
la pena de encontrarla
caída en los infames pudrideros
donde a los suyos el infierno enfanga,
y no puedes hacer el bien supremo
de redimir su alma...
en vez de una canción fustigadora,
dedícale en silencio una plegaria...

Mejor que ver la llaga al microscopio
es cubrirla de bálsamo y curarla.

Su obra poética se aparta del modernismo, siendo conservadora en estructura y temática: defiende la tradición, la familia, la estirpe, el dogma católico o la descansada vida campestre. Y además es rica en palabras en desuso que nos transmiten usos y costumbres de una época pasada.

S.M. el Rey, Alfonso XIII, concede a don José-María el honor de poder transmitir sus dos apellidos a su descendencia por lo que Gabriel y Galán pasa a ser el apellido de sus herederos. Al mismo tiempo, el rey pupila a su hijo mayor, Jesús, al quedarse éste huérfano de padre muy joven del que se encarga curse sus estudios de derecho en El Escorial. Jesús, por favor real, es confiado en pupilaje a los duques de Santa Lucía,

Para saber más, pulse aquí.

Bob T. Morrison, prosa poética.


Las jaurías andan sueltas entre las secuencias de los sueños, sumo aleteo, que se escucha entre las voces rotas con los poemas que jamás fueron leídos por la voz propia de la penumbra de las frágiles tinieblas que el tiempo rompe cruzando las crispadas lunas del alma, infinitos pedazos rotos brillante como los rayos que asfixian mi propia y copulativa garganta.

Un recuerdo imaginario marcha hacia el olvido camino de sus celdas, rasgado por mi vergüenza a través de las brumas diamantinas de otra aurora roja de sangre que se desborda por la pluma que sostengo indeciso cuando las palabras son empujadas al precipicio mientras riachuelos demacrados por la mentira corretean en su entorno...Las lenguas de fuego lamen el cielo oscurecido, reflejando los caminos por los que andan los subyugados penosos prisioneros de la vida ocultos tras las rocas primogénitas de la era donde el dolor es acampanado y las espaldas cosidas a balas forman una sola carne surco hondo y proliferante de tierra. Ruge el sol amarillento.

Ofendieron al nadir sostenido por el sonido del cálamo renaciendo las aras del sacrificio y los ópalos sangraban, a través de las fuertes dunas de aire. Recuerdos vagos de una asustada niñez presencias intocables y huidizos fantasmas que no se borraron de nuestro letal pensamiento, por el contrario, volvieron de la oscura laguna donde mi cuerpo, intermitente, desapareció.

Acaso, ¿no hace miles de años que nos conocimos? entre el rayo y el sonoro trueno que deshizo las luminosas montañas y nació nuestro amor...

Bob T. Morrison, pseudónimo de José Luis Mestres Carbó, nace en Barcelona (1960), donde cursó estudios de música, cinematografía y pintura. Sus ensayos, narraciones, artículos y poemas han aparecido en diversas revistas especializadas. Su obra ha sido incluida en varias antologías de Europa y EE.UU. En la Editorial Palabra y Tiempo publicó Cantos de soledad, amor y muerte. En 1981 dirigió algunos cortometrajes basados en sus propios guiones.

Buceando bajo tu piel.

Me sumergí bajo tu alma
y allí, hay sorpresa mía
encontré la mayor belleza
que en el mundo se escondía.

Un templo de estampa bella
curvas para suavizar mi vida
con perfiles de guitarra
que a mi piel deja vencida.

Quise seguir buceando
por debajo de tu piel
y allí me estaba esperando
un mundo para querer.
Un corazón blanco y puro
que a mi me entregó sus sueños
aún cuando estaba de luto
y de penas padeciendo.

¿Para que seguir buscando?
si tan grande monumento
aunque estaba muy escondido
se quedó en mis sentimientos.

Que belleza hay en tu alma
pues al seguir buceando
me llegó esa dulce calma
que siempre estuve esperando.

¿Cuántos años tengo?, Saramago


¿Cuántos años tengo?,¿Que cuántos años tengo?, ¡Qué importa eso!¡Tengo la edad que quiero y siento! La edad en que puedo: Gritar sin miedo lo que pienso…Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido…Pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!¡No quiero pensar en ello! Pues unos dicen que ya soy viejo, y otras “que estoy en el apogeo”. Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte. Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen por qué decir: ¡Estás muy joven, no lo lograrás!¡Estás muy viejo, ya no podrás!

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,se empiezan a acariciar con los dedos,las ilusiones se convierten en esperanza. Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada..y otras…es un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo?, No necesito marcarlos con un número, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas…¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo cuarenta, cincuenta o más!Pues lo que importa: ¡Es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuántos años tengo?, ¡Eso a quién le importa!, Tengo los años necesarios para perder el miedo
y hacer lo que quiero y siento!!.,Qué importa cuántos años, ¿cuántos tengo, o cuántos espero…?

Si con los años que tengo…¡¡Aprendí a querer lo necesario y a tomar sólo lo bueno!!

José de Sousa Saramago (Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922 - Tías, Lanzarote, España, 18 de junio de 2010), fue un escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués. En 1998 se le otorgó el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca destacó su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía. Para saber más aquí.

No se lo que me pasa...

No se lo que me pasa, cuando te pienso, cuando me hablas y estoy solo, cuando en mi silencio tú te callas. Mi cabeza es como una jaula de grillos que no paran, que no cesan de cantarme con sus cantos, las cosas mas bellas y mi soledad se ausenta y solo se me hace presente, tu alma y tu belleza.

Pero si se, que mis tristezas se van al sitio donde la luz no llega, en algún lugar donde las risas no se escuchan, las ilusiones no existen, la ternura no habita, la soledad es el martirio que corrompe las almas, el sueño es una pesadilla dentro de otra pesadilla en blanco y negro y solo estoy yo habitando en un planeta vacío y silencioso...pero, vuelve a mi cabeza el canto de los grillos y con el canto te haces de nuevo presente con tus risas, tus alegrías, tu vida que me llena de vida y por un instante que consigo eternizar, mi mente se llena de nuevos colores y olores de primavera y por momentos, me siento vivo y tu alegría se queda conmigo...No se que me pasaria, si los cantos de mis grillos no existieran.

Yo nací un día que Dios estuvo enfermo. César Abraham

Yo nací un día 
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo, 
que soy malo y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día 
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

.
Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día 
que Dios estuvo enfermo, grave.

César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892 – París, 15 de abril de 1938) fue un poeta y escritor peruano. Es considerado uno de los mayores innovadores de la poesía del siglo XX y el máximo exponente de las letras en su país. Es, en opinión del crítico Thomas Merton, el más grande poeta católico desde Dante, y por católico entiendo universal y según Martin Seymour-Smith,el más grande poeta del siglo XX en todos los idiomas. Para saber más aquí.
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