Defendiendo el amor...

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida, que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido, que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar, solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo,
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada,
el que en todo es contrario de sí mismo.

La entronización de Felipe IV supuso para Quevedo el levantamiento de su castigo, la vuelta a la política y grandes esperanzas ante el nuevo valimiento del Conde Duque de Olivares. Quevedo acompaña al joven rey en viajes a Andalucía y Aragón, algunas de cuyas divertidas incidencias cuenta en interesantes cartas. Para saber más pulse aquí.

Tú en mi pecho...

Mi pecho abrí ese día
en que yo te conocí
y en mi pecho te metías
para quedarte a vivir.

Yo ya no se que haría
si de mi pecho te fueras
quedate amada mía
que mi alma así no muera.

No estás ni dentro ni fuera
formas parte de mi piel
donde no existen fronteras
por las que te pueda perder.

Estas tatuada en mi alma
con tintas de sentimientos
desde que eres la dueña
de todos mis pensamientos.

Necesito de este amor
que grabaste a fuego lento
para quitarme el dolor
amargo del sufrimiento...

Ángel Reyes Burgos

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...