Cómo de entre mis manos te resbalas...sonetos de Quevedo.

Cómo de entre mis manos te resbalas
Oh, cómo te deslizas, edad mía
Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas.

Feroz de tierra el débil muro escalas,
en quien lozana juventud se fía;
mas ya mi corazón del postrer día
atiende el vuelo, sin mirar las alas.

Oh condición mortal, Oh dura suerte
Que no puedo querer vivir mañana,
sin la pensión de procurar mi muerte.

Cualquier instante de la vida humana
es nueva ejecución, con que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.
Qué perezosos pies, que entretenidos
pasos lleva la muerte por mis daños;
el camino me alargan los engaños
y en mí se escandalizan los perdidos.

Mis ojos no se dan por entendidos,
y por descaminar mis desengaños,
me disimulan la verdad los años
y les guardan el sueño a los sentidos.

Del vientre a la prisión vine en naciendo,
de la prisión iré al sepulcro amando,
y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.

Cuantos plazos la muerte me va dando
prolijidades son, que va creciendo,
porque no acabe de morir penando.




















Quevedo había salido de su encierro, en 1643, achacoso y muy enfermo, y renuncia a la Corte para retirarse definitivamente en la Torre de Juan Abad. Es en sus cercanías, y tras escribir en su última carta que hay cosas que sólo son un nombre y una figura, fallece en el convento de los padres dominicos de Villanueva de los Infantes,..para saber más pulse aquí.

Quiero una guerra contigo...

Hoy quiero guerra contigo
tu cuerpo, mi campo de batalla
mis besos, los que te den abrigo
antes de que mi vida te vayas.

Tu, navegaras los mares
yo, extrañare tu mirada
y por fin con tu querer
te quedaras en mi alma.

Pero antes, escuchame
tengamos una guerra juntos
sin balas y sin cañones
solo tus ojos profundos.
Y en tu piel escaramuzas
ganando terreno a tu vientre
y en tu espalda mil caricias
sin que puedas detenerme.

Tu cuerpo será mi crucero
donde naveguen mis ganas
con mil besos y mil te quiero
y mi pasión exaltada...

Escúchame bien...
quiero una guerra contigo
porque no quiero perderte
sin dejarte mil suspiros...



Hoy me habla el Corazón

Hoy me habla el corazón, que por quererte,
la marcha de su ritmo ha apresurado;
me dice, que de amarte esta cansado
y que hoy tan solo aspira a aborrecerte ...

Oh, pobre corazon! Esta tu suerte
unida a mi cerebro enamorado,
es tu destino amar y ser amado ...,
hasta que en el amor halles la muerte.

Y como un volcan que estalla en noche oscura,
asi mi corazon dentro del pecho,
estalla y se deshace en su amargura.

Mas dia llegara que indiferente
no llore el corazón y a tu despecho,
se borren tus recuerdos de mi mente.

Clemente Sancho Lozano

Quisiera esta tarde divina de octubre...

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear.
Ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar.

Ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar
y  figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.


Alfonsina Storni
















Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres. Alfonsina consideraba que el suicidio era una elección concedida por el libre albedrío, y así lo había expresado en un poema dedicado a su amigo y amante, el también poeta suicida Horacio Quiroga...Para saber más pulse aquí.
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