Poema al día de la hispanidad.


Hombres de Hispanidad, en dos riberas, 
tended sobre el azul del mar las manos;
venid, auténticos americanos
de las llanuras y las cordilleras.

No os amedrente sombra de gigante
que en su altivez os ha robado el nombre, 
ni anglosajón del norte, ni emigrante,
por hablar en inglés será más hombre.

Nos une mucho más que nos separa,
romped los moldes que fraguó el pasado,
el troquel de la Historia está gastado, 
y un nuevo amanecer nos da en la cara.

Ayer hubo rencillas familiares, 
y hoy hemos de sentarnos a la mesa; 
tornemos los insultos en cantares,
las divisiones en común empresa.

Sólo el enano necesita ruinas
para alcanzar significante altura;
en nuestros propios pies hay estatura
para estar al nivel de las colinas.

Que el Maya y el Azteca consideren
sangre y color, mezcla de casco y pluma; 
y que la herencia que desde hoy prefieren
sea en común Cortés y Moctezuma.

El Inca en Machu Picchu se asegure
la robustez de sus ciclópeos sueños,
y al mismo tiempo logre que perdure
el recuerdo de un grupo de extremeños.

En el extremo austral, junto a la orilla
del Mar del Sur, reviva el araucano
su ayer heroico, y se confiese hermano
ya de Caupolicán como de Ercilla.

Y el gaucho de las pampas, que al becerro, 
a caballo persigue en la llanura, 
reconozca que en parte es su cultura
Juan de Garay y en parte Martín Fierro.

Amazonas, hermano de los Andes, 
río de sambas y de carnavales, 
portugués o español, somos iguales,
multitud somos ya, seamos grandes.

Gentes del Orinoco y la sabana,
Bolívar y Miranda no han arado 
sobre el agua del mar; hay un legado,
vivo y común que a todos nos hermana.

Poeta o guerrillero colombiano,
cubano del exilio o del bloqueo,
emigrante a la caza de un empleo,
no te llames latino, eres hispano. 

Y al otro lado del azul profundo
romana Mérida, Granada mora, 
Toledo visigótico, Zamora, 
Burgos, León…somos el mismo mundo.

Repudiemos el odio y el rechazo,
olvidemos la sombra y los errores, 
mezclemos esperanzas y sudores, 
y abramos la sonrisa y el abrazo.

Que una familia somos, todos uno,
y al mismo tiempo todos diferentes, 
cien civilizaciones, tantas gentes,
a una mesa en que no sobra ninguno.

Los errores y matanzas cometidos
dejemoslo en el tiempo ya pasado
curemos el corazón que está herido
amando a las patria como hermanos.

Esto es un poema de autor desconocido para mi al que le he añadido el último verso...
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