Garcilaso de la Vega, sonetos

Soneto XXVII

Amor, amor, un hábito vestí 
el cual de vuestro paño fue cortado; 
al vestir ancho fue, más apretado 
y estrecho cuando estuvo sobre mí.

Después acá de lo que consentí, 
tal arrepentimiento me ha tomado, 
que pruebo alguna vez, de congojado, 
a romper esto en que yo me metí.

Mas ¿quién podrá de este hábito librarse, 
teniendo tan contraria su natura, 
que con él ha venido a conformarse?

Si alguna parte queda por ventura 
de mi razón, por mí no osa mostrarse; 
que en tal contradicción no está segura.
Soneto XXX

Sospechas, que en mi triste fantasía 
puestas, hacéis la guerra a mi sentido, 
volviendo y revolviendo el afligido 
pecho, con dura mano noche y día;

ya se acabó la resistencia mía 
y la fuerza del alma; ya rendido 
vencer de vos me dejo, arrepentido 
de haberos contrastado en tal porfía.

Llevadme a aquel lugar tan espantable, 
que, por no ver mi muerte allí esculpida, 
cerrados hasta aquí tuve los ojos.

Las armas pongo ya, que concedida 
no es tan larga defensa al miserable; 
colgad en vuestro carro mis despojos.





















Garcilaso de la Vega.-A su retorno a Toledo, contrajo matrimonio en 1525 con Elena de Zúñiga, dama de doña Leonor, hermana de Carlos I de España; por ello Garcilaso entró a formar parte del séquito de ésta. También tuvo un hijo antes de su matrimonio con una dama comunera toledana,..Para saber más pulse aquí.

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