Que tardes y Me voy, sonetos

Que tardes

Tardes que no debieran terminar,
horas que parecieran recortadas
para que nuestra historia como de hadas
no fuera para siempre a perdurar.

Qué tardes inventamos sin pensar,
inenarrablemente apasionadas,
como si hubiesen sido reservadas
para nuestros senderos endulzar.

Cuánta fogosidad y cuánta entrega
en nuestros amoríferos alardes
donde la barca de este amor navega.

Cuando en mis brazos y caricias ardes,
cuando tus besos la pasión me anega,
qué tardes inventamos, ay, qué tardes.
Me voy

Me voy, como las aguas de los ríos
que al mismo sitio nunca más regresan;
como aves que horizontes atraviesan
dejando nidos y árboles vacíos.

Como se van los pastos con los fríos,
como polluelos que a volar empiezan
como las olas que a la mar regresan,
me voy para olvidar mis extravíos.

Es tiempo de marchar, llegó el momento,
y aunque dichosas horas las viví,
es el final como si fuera un cuento.

Castillos que en el viento construí
como nubes sin forma ni sustento,
por eso lentamente la perdí.





















La principal renovación del soneto en castellano se produce a finales del siglo xix, con el triunfo del modernismo...Para saber más pulse aquí.
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