Al mismo y En la muerte de una dama, sonetos

Ser pudiera tu pira levantada, 
De aromáticos leños construida, 
Oh Fénix en la muerte, si en la vida 
Ave, aun no de sus pies desengañada.

Muere en quietud dichosa y consolada 
A la región asciende esclarecida, 
Pues de más ojos que desvanecida 
Tu pluma fue, tu muerte es hoy llorada.

Purificó el cuchillo, en vez de llama, 
Tu ser primero, y glorïosamente 
De su vertida sangre renacido,

Alas vistiendo, no de vulgar fama, 
De cristiano valor sí, de fe ardiente, 
Más deberá a su tumba que a su nido.
Aljófares risueños de Albiela 
Al blanco alterno pie fue vuestra risa, 
En cuantos ya tejió coros Belisa, 
Undosa de cristal, dulce vihuela;

Instrumento hoy de lágrimas, no os duela 
Su epiciclo, de donde nos avisa 
Que rayos ciñe, que zafiros pisa, 
Que sin moverse, en plumas de oro vuela.

Pastor os duela amante, que si triste 
La perdió su deseo en vuestra arena, 
Su memoria en cualquier región la asiste;

Lagrimoso informante de su pena 
En las cortezas que el alisio viste, 
En los suspiros cultos de su avena.






















Aunque Góngora no publicó sus obras (un intento suyo en 1623 no fructificó), ellas pasaron de mano en mano en copias manuscritas que se coleccionaron y recopilaron en cancioneros, romanceros y antologías publicados con su permiso o sin él...Para saber más pulse aquí.
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