Don Miguel de Cervante, sonetos.

Almas dichosas que del mortal velo
libres y exentas por el bien que obraste,
desde la baja tierra os levantaste
a lo más alto y lo mejor del cielo,

y, ardiendo en ira y en honroso celo,
de los cuerpos la fuerza ejercitaste,
que en propia y sangre ajena coloraste
el mar vecino y arenoso suelo;

primero que el valor faltó a la vida
en los cansados brazos, que, muriendo,
con ser vencidos, llevan la victoria.

Y ésta vuestra mortal, triste caída
entre el muro y el hierro, os va adquiriendo
fama que el mundo os da y el cielo gloria
En el silencio de la noche, cuando
ocupa el dulce sueño a las mortales,
la pobre cuenta de mis ricos males
estoy al cielo y a mi Clori dando.

Y al tiempo cuando el sol se va mostrando
por las rosadas puertas orientales,
con suspiros y acentos desiguales
voy la antigua querella renovando.

Y cuando el sol, de su estrellado asiento
derechos rayos a la tierra envía,
el llanto crece y doblo los gemidos.

Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento,
y siempre hallo, en mi mortal porfía,
al cielo, sordo; a Clori, sin oídos.
























No existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios. Parece ser que pudo haber estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla...Para saber más pulse aquí.

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