El encuentro...

Le he encontrado en el sendero. 
No turbó su ensueño el agua 
ni se abrieron más las rosas, 
abrió el asombro mi alma. 
Y una pobre mujer tiene 
su cara llena de lágrimas.

Llevaba un canto ligero 
en la boca descuidada, 
y al mirarme se le ha vuelto 
grave el canto que entonaba.

Miré la senda, la hallé 
extraña y como soñada. 
¡Y en el alba de diamante 
tuve mi cara con lágrimas!

Siguió su marcha cantando 
y se llevó mis miradas... 
Detrás de él no fueron más 
azules y altas las salvias. 
No importa, Quedó en el aire 
estremecida mi alma. 
Y aunque ninguno me ha herido 
tengo la cara con lágrimas.

Esta noche no ha velado 
como yo junto a la lámpara, 
como él ignora, no punza 
su pecho de nardo mi ansia, 
pero tal vez por su sueño 
pase un olor de retamas, 
porque una pobre mujer 
tiene su cara con lágrimas.

Iba sola y no temía, 
con hambre y sed no lloraba, 
desde que lo vi cruzar, 
mi Dios me vistió de llagas. 

Mi madre en su lecho reza 
por mí su oración confiada.























Jaime Torres Bodet, Estudió en la Facultad de Jurisprudencia y en la de Altos Estudios de la Universidad Nacional de México la carrera de Filosofía y Letras...Para saber más pulse aquí.
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