Parte de aquel ardor que antes tenía
en mi entraña lo tengo almacenado
y es por si acaso en un momento dado
tuviese que emplearlo todavía.
Como potro salvaje me saldría
dispuesto a demostrar que se ha añejado
y con el tiempo incluso ha mejorado
de calidad, aunque de sobra había.
Pienso que la mentada mejoría
se debe a que lo tengo bien cuidado,
que lo hago con esmero cada día
tal como hiciera siempre en el pasado,
de modo que rebosa de alegría
y me lo manifiesta con agrado.
Lo tengo bien atado,
pues presumo que suelto acabaría
perseguido de oficio por la CIA.