A los celos, Góngora


¡Oh niebla del estado más sereno,
Furia infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora escondida
De verde prado en oloroso seno!

¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno,
Que en vaso de cristal quitas la vida!
¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,
De la amorosa espuela duro freno!

¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,
Vuélvete al lugar triste donde estabas,
O al reino (si allá cabes) del espanto;

Mas no cabrás allá, que pues ha tanto
Que comes de ti mesmo y no te acabas,
Mayor debes de ser que el mismo infierno.
Mientras por competir con tu cabello 
Oro bruñido al sol relumbra en vano, 
Mientras con menosprecio en medio el llano 
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Mientras a cada labio, por cogello, 
Siguen más ojos que al clavel temprano, 
Y mientras triunfa con desdén lozano 
Del luciente cristal tu gentil cuello,

Goza cuello, cabello, labio y frente, 
Antes que lo que fue en tu edad dorada 
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,

No sólo en plata o vïola troncada 
Se vuelva, más tú y ello juntamente 
En tierra, en humo, en polvo, en en nada.



















Aunque Góngora no publicó sus obras (un intento suyo en 1623 no fructificó), éstas pasaron de mano en mano en copias manuscritas que se coleccionaron y recopilaron en cancioneros, romanceros y antologías publicados con su permiso o sin él...Para saber más pulse aquí.
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