Soneto matinal a una colegiala ingrávida


Al pasar me saluda y tras el viento
que da al aliento de su voz temprana
en la cuadrada luz de una ventana
se empaña, no el cristal, sino el aliento

Es tempranera como una campana.
Cabe en lo inverosímil, como un cuento
y cuando corta el hilo del momento
vierte su sangre blanca la mañana.

Si se viste de azul y va a la escuela,
no se distingue si camina o vuela
porque es como la brisa, tan liviana

que en la mañana azul no se precisa
cuál de las tres que pasan es la brisa,
cuál es la niña y cuál es la mañana.

Gabriel José de la Concordia García Márquez (Aracataca, Magdalena, Colombia; 6 de marzo de 1927-Ciudad de México, México; 17 de abril de 2014), fue un escritor y periodista colombiano. Reconocido principalmente por sus novelas y cuentos, también escribió narrativa de no ficción, discursos, reportajes, críticas cinematográficas y memorias. Fue conocido como Gabo, Para saber más pulse aquí.


El jardín del Edén


Ya no tengo más patria
que tu cuerpo desnudo,
el fugaz paraíso
donde quiero anidar,
el jardín del Edén
donde como tus frutas,
las jugosas manzanas
del bien y del mal;

donde pierdo mi rumbo
enredado en tu selva
y me fundo en las nieves
de tus muslos en flor;
donde bebo la pulpa
de la fruta madura
y mi espada de fuego
se quisiera arraigar.

Tus cabellos perfuman
el color de mis sueños,
el olor de tu cuerpo
me penetra la piel
y tu trémula boca
arrebata mi lengua
y tus labios en celo
me destilan su miel.

Cuando asciendo a tus cumbres
coronadas de fresas
o me clavo la espina
de tu ardiente rosal,
desafío a los dioses
y reniego de credos
sólo quiero en tu tierra,
mi semilla sembrar.


Ámame por los siglos


Ama, como ama la música al viento.
Como ama la soledad al silencio.

Como ama la bella rosa a la espina
que protege su pétalo queriendo.

Ama, mientras la sangre, siga latiendo.
Como aman las grandes olas a la arena
que arrastran hacia el mar intenso
y envuelven con caricia de blanca espuma
en un bello batir de movimiento.

Ámame, mientras tu mente persiga un sueño.
Aún siendo muy grises mis cabellos
y con ojos cansados de niebla
te lean con amor, mis últimos versos.

Ámame, aún después de que yo, haya muerto.

Todos los derechos reservados

Si no puedes con tu losa


Si no puedes con tu losa
aquí estoy yo para ayudarte
que entre los dos esa carga
se hace más soportable.

Que me duele el alma entera
y se me escapa la vida
cuando no puedo hacer nada
ni curarte tus heridas.

Jamás podré yo dejar
que cargues con todo el peso
y a tu lado voy a estar
con mi amor y con mis besos.




Tus cargas son para mí
un regalo de la vida
un momento de ser feliz
y me sanan las heridas.

No cargues el peso sola
del sufrimiento ajeno
que en crestas de mala ola
te llenaran de veneno.

No dudes que con mi amor
la vida es más llevadera
y relucirá más el sol
si siempre estás a mi vera.

De nuevo el horror Afgano...

 


"Si no renuncian a la cultura occidental, tenemos que matarlos"

Los insurgentes han capturado nuevos territorios. Las tropas internacionales se han ido retirando. Y, en el medio, hay una población aterrorizada.

 Decenas de miles de afganos han tenido que huir de sus hogares, y cientos de ellos han resultado muertos o heridos en las últimas semanas.

 Afganistán "El mundo mira en silencio esta guerra contra las mujeres": el pánico de los que huyen del avance de los talibanes...

 La vida bajo los talibanes en la década de 1990 obligó a las mujeres a usar el burka que las cubría por completo. Los islamistas radicales restringieron la educación para las niñas mayores de 10 años y se impusieron castigos brutales, incluidas ejecuciones públicas.

 "Estoy en peligro, (pero) ya no pienso en mí", aseguró Karimi. "Pienso en nuestro país, pienso en nuestra generación. Hicimos mucho para tener estos cambios".

 "Pienso en las niñas... Hay miles de mujeres hermosas y talentosas en este país", añadió.

 Del mismo modo opinó Freshta Karim, fundadora y directora de la biblioteca móvil Charmaghz en Kabul y defensora de los derechos de la niñez.

 "Los talibanes no cambiaron. Ellos nos consideran como un botín de guerra. Así que donde van fuerzan a las mujeres a casarse y creo que esa es la peor venganza que tienen contra nosotras", aseguró a la BBC.

 "Esta es la mayor guerra en contra de las mujeres en estos tiempos. Y por desgracia el mundo la está mirando en silencio", lamentó.

 Todas me dicen que dieron un paso hacia delante porque los estadounidenses y sus aliados les animaron a hacerlo. Durante 20 años Occidente inspiró, financió y cobijó a esta nueva generación de afganos. Crecieron con libertades y oportunidades que han hecho suyas.

 En mi último viaje a Kabul hablé con comandantes del Talibán. Me dijeron que están determinados a reimponer su versión de la sharia, que incluye la lapidación por adulterio, la amputación de miembros por robo e impedir que las niñas mayores de 12 años vayan a la escuela.

 Ese no es el Afganistán y el Kabul que estas jóvenes mujeres conocen ni quieren.

 "Hay rumores de que cuando recuperen el poder matarán a todos los cercanos al gobierno y a los Estados Unidos. Tenemos miedo", me dijo una persona.

 La única respuesta de Estados Unidos y de sus aliados occidentales a estos pedido de ayuda por el momento ha sido el silencio.

 Muchos de los que buscan seguridad en Kabul están durmiendo en las calles.

 Hay cerca de 72.000 niños entre las personas que huyen hacia la capital en los últimos días, según la organización Save the Children.

 "No tenemos dinero para comprar pan o conseguir alguna medicina para mi hijo", dijo a la BBC Asadullah, un vendedor ambulante de 35 años que huyó de la provincia norteña de Kunduz después de que los talibanes prendieran fuego a su casa.

 "Toda nuestra casa y pertenencias se quemaron, así que vinimos a Kabul y oramos a Dios para que nos ayude", agregó Asadullah.

 En las afueras de la capital afgana hay campamentos improvisados mientras que muchos otros duermen en almacenes abandonados, según informaron medios locales.

 En declaraciones a la BBC poco antes de la caída de Kandahar, Pashtana Durrani, directora ejecutiva de una ONG educativa que trabaja con niñas afganas, dijo que temía por su vida debido a su papel vocal en la defensa de la educación de las mujeres.

 "Las niñas con las que trabajamos huyeron", aseguró. "No sé dónde están las estudiantes y personalmente estoy asustada por sus vidas. ¿Qué pasa si las obligaron a casarse con un combatiente talibán? ¿Cómo será su vida?", se preguntó.

 

A mi buitre


Este buitre voraz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero
labra mis penas con su pico corvo.

El día en que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre, quiero
que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.

Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía
mientras él mi último despojo traga,
sorprender en sus ojos la sombría

mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa en que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le apaga.

Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936) fue un escritor y filósofo español perteneciente a la generación del 98. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios como novela, ensayo, teatro y poesía. Para saber más pulse aquí.

Cómo el pájaro cantor


Cómo el pájaro cantor
que nunca levantó el vuelo
siempre metido en su jaula
siempre sin decir yo quiero.

Yo quiero ser pájaro libre
libre y amigo del viento
aunque en las noches oscuras
tan solo tenga silencio.

Yo quiero cantar y pienso
que al cantar voy descubriendo
que mi vida no es huir
sino buscarme por dentro.

A veces no entiendo nada
a veces ni yo me entiendo
pero por dentro la vida
quiere que vaya a su encuentro.

Nunca pensé que la vida
sería tan dura y recuerdo
a aquel niño solitario
qué solo vivía de sueños.

Pero al llegar la mañana
y darle el sol tan adentro
quiso pensar que la vida
la vida, sin serlo, era un sueño
y quiso vivirlo cierto
cierto como estoy despierto.

Como el pájaro cantor
que nunca levantó el vuelo
siempre metido en su jaula
siempre sin decir yo quiero.


Antonio Moya Rodríguez


Un buen soldado...


Con un sueño descosido bajo el pelo
y un agujero del tamaño de una bala,
volvió a su casa “pa” morirse piel adentro,
como se mueren los hombres que ya perdieron su alma.

Era un soldado, orgulloso, hábil, recto.
Su religión era su patria y un buen arma.
Nunca pensó que una bandera junto al pecho,
le llevaría hasta el horror de la mayor miseria humana.

El vio a los niños mutilados en el suelo.
Oyó los gritos de mujeres desgarradas.
Escupió sangre sobre el nicho de los muertos
y volvió a levantarse, con el sol, a la batalla.

Masticó el polvo de los tanques y los huesos
y en su fractura no logró alzar la mirada,
no halló el honor en caminar sobre desechos,
ni en sesgar vidas ajenas en una guerra gastada.

Vive intentando derrotar a su memoria,
que le traiciona con sus gritos desgarrados.
Vive muriendo en el dolor de un alma rota,
sin religión, sin patria, solo es un hombre que una vez, 
soñó con ser un buen soldado. 


Abril, porque siento, creo,


Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?;
mirando la nieve veo
memoria de tu hermosura,
y cuando vi en su blancura
tu inmediata eternidad,
¿fuiste si no claridad,
temblor, paciencia y dulzura?

Tu leve paso indolente
deja en mis ojos su aroma,
los ojos en donde toma
revelación permanente;
bienaventuradamente
nacieron para el olvido,
tu piel de asombro encendido,
tus ojos de limpio viento,
y esta ternura que siento
«herido de amor huido».


Los sitios donde has estado
en la memoria los llevo
sólo para ver de nuevo
el rastro que allí has dejado;
la tierra que tú has pisado
vuelvo a pisar; nada soy
más que este sueño en que voy
desde tu ausencia a la nada,
me hizo vivir tu mirada:
fiel al tránsito aquí estoy.


Luis Rosales Camacho (Granada, 31 de mayo de 1910-Madrid, 24 de octubre de 1992) fue un poeta y ensayista español de la generación de 1936. Premio Cervantes en 1982 por el conjunto de su obra literaria. Para saber más pulse aquí.




Te quiero a las diez de la mañana...


Te quiero a las diez de la mañana, y a las once,
y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y
con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia.
Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la
comida o en el trabajo diario, o en las diversiones
que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con
la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y
siento que estás hecha para mí, que de algún modo
me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos
me convencen de ello, y que no hay otro lugar en
donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu
cuerpo. Tu vienes toda entera a mi encuentro, y
los dos desaparecemos un instante, nos metemos
en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo
hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.
Y hay días también, hay horas, en que no
te conozco, en que me eres ajena como la mujer
de otro, Me preocupan los hombres, me preocupo
yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense
en ti durante mucho tiempo. 
Ya ves ¿Quién podría quererte menos que yo amor mío?

Jaime Sabines Gutiérrez (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 25 de marzo de 1926-Ciudad de México; 19 de marzo de 1999) fue un poeta y político mexicano, reconocido como uno de los grandes poetas mexicanos del siglo XX. Para saber más pulse aquí.

Muero en la nostalgia y vivo clavada en una cruz


¿Aún no sé, qué fuego misterioso
prendió candela para quemarme así,
ni el frío hielo en mi cuerpo tembloroso
para vivir muriendo con agonía sin ti?

Sólo sé, que con desvarío prendiste
la llama inmensa de un amor
y en la realidad de amarte me diste
un mar de agua, que a mis ojos anegó.

Y siento que muero en la nostalgia
y vivo clavada en una cruz,
no hay cuerpo donde apagar mi ansia
y se va apagando la fuerza de mi luz.

Día, tras día, poco a poco muero
sabiendo que mi vida, sólo eres tú
y tan sólo siento este amor certero,
aunque al soñarte seas mi esclavitud.

¿Quién me lleno de aromas en lejanía
y me dió un cielo inmenso de desdén
cuando al soñarte eres toda mi alegría
sin tener el cuerpo que me dé sostén?

Mas no hay candela sin ceniza,
ni frialdad, cuando con calor es arder,
si amando a mi pensamiento agudiza
la candente llama de fuego con placer.

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