¿No puede ser o puede ser que luego de 37 años, este aniversario de ese fatídico día, haga que siga llorando a mares, no solo por los miles de compañeros, compatriotas desaparecidos, MUERTOS,
que carajo de eufemismos!, sino por todo lo que se perdió...se nos arrancó del país de adentro, es decir,
del país de nuestras entrañas, de nuestros corazones, más, mucho más que 30000 seres humanos pensantes.
Se nos arrancó la hoja de nuestro propio diccionario, con las palabras: dignidad, unión, paz, y nos pusieron los ganchos en el alma con la fatídica palabra: REPRESIÓN.
Aún sufrimos las consecuencias, en nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, algo cambió desde nuestro útero para siempre en el ADN de nuestra historia, y sobre todo en nuestras historias personales.
El haberse quedado instalada la noción de amenaza y la percepción del miedo, consciente o inconsciente, sublimado o no, hace que para siempre se haya modificado nuestra realidad social, por supuesto, desde lo personal.
Y esa angustia permanente...cuando la angustia, precisamente, representa el miedo a no ser, a dejar de ser, opresiones, muertes psicológicas...Dejamos "de ser" de alguna manera...para siempre.
La Su, Susana Gea
