Impotencia desesperante...

Cuantas veces la impotencia que sentimos ante las desigualdades sociales, la actitud de los políticos y determinadas declaraciones de hombres de la iglesia, nos lleva a la desesperación porque nos sentimos incapaces de hacer nada al respecto. Ya no se puede ocultar lo que pasa a nuestro alrededor por este medio de Internet y sus redes sociales y continuamente tenemos que aguantar esas monstruosidades que ciertos personajes de la vida publica comentan.

Es inaguantable que un directivo de una compañía gane cientos de miles de euros al mes y tengan la desfachatez de decir que el trabajador se queja demasiado y lo que tenía que hacer es trabajar más y su mal hacer bloquea los sueldos de los trabajadores. O la poca vergüenza de José Manuel Castelao, alcalde de Valladolid que dice en una reunión sobre una votación,  "No pasa nada. ¿Hay nueve votos? Poned diez… Las leyes son como las mujeres, están para violarlas...

Mientras que las empresas eléctricas están robando descaradamente a sus clientes, sus directivos como el anterior Andrea Brentan, consejero delegado de Endesa, percibió una indemnización de 11 millones de euros al dejar sus funciones. Un trabajador de a pie como tu o yo, con suerte le queda unos cuatrocientos euros durante dieciocho meses...las dos cifras son escalofriantes, pero sobre todo muy humillante para el trabajador que esta ocho horas en su puesto de trabajo.

Mientras que el trabajado cuando llega su jubilación después de cuarenta o cincuenta años de trabajo le queda una pensión de unos ochocientos euros, cualquiera de los distintos dirigentes políticos después de cuatro años en el ejercicio del poder, le queda una pensión vitalicia de unos ochenta mil euros al año...amén de todos esos chanchullos que se buscan de asesores de otras empresas.

En una carta al director del Diario Noticias de Navarra, un lector se preguntaba si somos idiotas. Otros dicen que no, que estamos dormidos. Y yo me pregunto si no será que nuestros nuevos valores nos han dejado narcotizados, sin capacidad de responder a ningún estímulo. ¿Narcotizados, dormidos o idiotas? ¿O las tres cosas a la vez?...

Pero qué podemos hacer?, sin lugar a dudas yo no tengo esa respuesta y por eso sin medios ni opciones para defenderme de tanta ineptitud y malas artes de nuestros representantes políticos o empresariales, me aboco a una impotencia desesperada y digo como los mexicanos, ajo y agua...

Sobre todo quiero resaltar esto de arriba porque aún no me lo puedo creer. 
Las leyes son como las mujeres, están para violarlas...

Ángel Reyes Burgos

Dos sonetos de don Luis de Góngora, siglo de oro.

De pura honestidad templo sagrado,
cuyo bello cimiento y gentil muro,
de blanco nácar y alabastro duro
fue por divina mano fabricado;

Pequeña puerta de coral preciado,
claras lumbreras de mirar seguro,
que a la esmeralda fina el verde puro
habéis para viriles usurpado;

Soberbio techo, cuyas cimbrias de oro
al claro sol, en cuanto en torno gira,
ornan de luz, coronan de belleza;

Ídolo bello, a quien humilde adoro,
oye piadoso al que por ti suspira,
tus himnos canta, y tus virtudes reza.
Mariposa, no sólo no cobarde,
mas temeraria, fatalmente ciega,
lo que la llama al Fénix aun le niega
quiere obstinada que a sus alas guarde,

Pues en su daño arrepentida tarde,
del esplendor solicitada, llega
a lo que luce, y ambiciosa entrega
su mal vestida pluma a lo que arde;

Yace gloriosa en la que dulcemente
huesa le ha prevenido abeja breve,
¡suma felicidad a yerro sumo!

No a mi ambición contrario tan luciente,
menos activo, sí, cuanto más leve,
cenizas la hará, si abrasa el humo.




















Aunque Góngora no publicó sus obras (un intento suyo en 1623 no fructificó), éstas pasaron de mano en mano en copias manuscritas que se coleccionaron y recopilaron en cancioneros, romanceros y antologías publicados con su permiso o sin él. Para saber más de su vida y obra, pulse aquí.
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