Vestida de loba...

Soy una buena persona y tengo todo mi derecho a autoproclamarlo...solo tengo una cara que es la que muestro, aunque tantas veces he visto en mi marido esa transfiguración que se produce cuando se enfada y quiere convencerme a base de gritos de las razones por las que grita, siendo precisamente sus gritos los que lo descalifica ante mis ojos...

Desde que eramos novios, creí que mi docilidad seria mi mejor arma para luchar contra esas situaciones dolorosas que llevan a la pareja al desacuerdo continuo y a las lagrimas.
Yo no quería esa situación para nuestro matrimonio y ante cualquier conato de rivalidad tenia en mi boca un...si, creo que tienes razón y sin más explicación daba el tema por zanjado.

Esa actitud mía pude sostenerla durante un tiempo, pero llegó un momento en que sentí que perdía toda mi autoestima doblegándome continuamente a los pensamientos machista de mi marido haciéndome sentir anulada como mujer y como persona... ¿Que hacer para no morir emocionalmente en el intento?...solo me di una respuesta posible...vestirme de loba...

No iba a dejar de ser buena persona, pero si me cubriría la espalda con el alma del animal más noble y luchador, a esta amiga recurriría a partir de ahora para que que me diera fuerza en mi lucha ante la injusticia del trato machista de mi pareja. Solo tengo que convencerme que realmente la tengo cubriendo mi espalda y que será realidad en mi mente para en lugar de agachar la cabeza y acobardarme, erguirla bien alta y luchar con la bravura de un corazón libre...

Lo que escribo para ti querida amiga se que es pura metáfora, pero son en estas metáforas mías donde se encuentran las formulas y es en cada entrada de este libro, Todas las mujeres son iguales, donde encontraras la punta del ovillo donde podrás desgranar algunas soluciones para tus sinsabores.

Ángel Reyes Burgos
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