La rueca...

La virgen hilaba,
la dueña dormía,
la rueca giraba
loca de alegría.

¡Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones!

Gira, rueca mía,
gira, gira al viento,
que se acerca el día
de mi casamiento.

Gira, que mañana
cuando el alba cante
la clara campana,
llegará mi amante.

Hila con cuidado
mi velo de nieve,
que vendrá el amado
que al altar me lleve.
Se acerca; lo siento
cruzar la llanura,
me trae la ternura
de su voz el viento.

Gira, gira, gira,
gira, rueca loca,
mi amado suspira
por besar mi boca.

Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones.

La niña cantaba,
la dueña dormía,
la luz se apagaba
y sólo se oía

la voz crepitante
de leña reseca
y el loco y constante
girar de la rueca.


























Hacia 1898 se imprimió su primer libro de poemas, Intimidades y conocería a su futura esposa, Elisa González Columbio (fallecida en 1903), quien le inspiraría algunos de sus libros más queridos, como Tristitiae rerum (1906). Fundó revistas de corte modernista como Electra, La Revista Ibérica y La Revista Latina...para saber más pulse aquí.

Y es que cuando me abrazas...

A veces te siento en mi pecho
como la niña que eres
sin importarme los años
ni el blanco sobre tus sienes.

Y es que cuando me abrazas
el tiempo se me detiene
y me llena de la esperanza
que viviremos por siempre.

Aunque sepa que ese tiempo
será un tiempo finito
tu y yo lo convertimos
en un amor infinito.
Que dulce cuando te siento
como una niña chiquita
y cuando me rodean tus brazos
con esas dulces manitas.

En ese abrazo tan tierno
van mis sueños de poeta
para cantarte estos versos
con guitarra y panderetas.

Que más te puedo decir
si para mi eres una fiesta,
y por ti quiero vivir
hasta que muera la tierra.
















Dame un abrazo crayolita
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