Sin rendición...reflexión.

Es posible que os cueste creer que siendo ya un adulto jamás he celebrado un cumpleaños, nunca comí una tarta con velas de esas tan populares y si alguna vez lo celebré ni me acuerdo...

Puede que la culpa la tenga yo por que nunca comunicaba a los demás esa fecha y solo ahora por los medios sociales que se enteran me felicitan en la red. También es cierto que jamás eché de menos que me celebraran, pues la soledad es una opción perfectamente legitima cuando se sabe estar solo, pero no es buena cuando se te da impuesta por circunstancias personales.

De todas formas, en la actualidad yo no me siento solo por que aunque en la distancia, tengo a una gran mujer que llena mi vida y cuando no la tenia, llenaba mi vida con mis poemas y mis lecturas.

La soledad no es ni buena ni mala, a veces se elige por que la sociedad no llena tus expectativas y te refugias como ha sido en mi caso en el estudio continuo de diferentes materias como son las que a mi me han llenado, ciencias del cosmos, literatura en general y sobre todo la lectura de los grandes genios de la física y la filosofía.

Lo más probable, es que un psicólogo te diga que esa forma de proceder no sea sana para tu mente y yo estoy de acuerdo con esa aseveración, las relaciones humanas y el contacto son muy importantes
para un equilibrio mental por que seguramente aunque yo no me dé cuenta, el aislamiento al que voluntariamente estuve sometido, puede que me pasara factura en un futuro, pero analizando al día de hoy como me siento, tengo mucha felicidad en mi corazón...quizás la clave esté en que por muchos problemas y soledades por las que pasé, jamás me he rendido... 

Hoy quizás si... la oreja de Vangog

Desde el momento en el que te conocí
resumiendo con prisas tiempo de silencio
te juro que a nadie le he vuelto a decir
que tenemos el récord del mundo en querernos.

Por eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así.

Y aún me parece mentira que se escape mi vida
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
donde los viernes cada tarde, como siempre,
la esperanza dice "quieta, hoy quizás sí..."

De  la oreja de Vangog

Jocabeth Patlan
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