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Creí tenerlo todo, y solo tengo
un año más. Abriéndose camino,
otro me espera duda de su sino,
pues no sabe muy bien si voy o vengo.
A trancas y barrancas me sostengo,
aunque el tiempo me araña (el muy mezquino);
dejo huellas en suelo peregrino
y, mientras voy andando, me entretengo.
Aquí mi vida, aquí toda mi vida,
tiene a sus pies de nuevo un no rotundo
y, en sus ojos, un sí de bienvenida.
Allí, otro año promete ser fecundo,
y lleno de esperanza me convida
a sumar y a restar cualquier segundo.
Ramon Bonachi
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