Frases de Víctor Hugo


1 «Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga»

2 «La melancolía es la felicidad de estar triste»

3 «El infierno está todo en esta palabra: soledad»

4 «Los volcanes arrojan piedras, y las revoluciones hombres»

5 «La tolerancia es la mejor religión»

6 «Inspiración y genio son casi la misma cosa»

7 «Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien»

8 «Ningún ejército puede detener la fuerza de una idea cuando llega a tiempo»

9 «Nada tan estúpido como vencer; la verdadera gloria está en convencer»


Como una sola flor desesperada.


Lo quiero con la sangre, con el hueso,
con el ojo que mira y el aliento,
con la frente que inclina el pensamiento,
con este corazón caliente y preso,

y con el sueño fatalmente obseso
de este amor que me copa el sentimiento,
desde la breve risa hasta el lamento,
desde la herida bruja hasta su beso.

Mi vida es de tu vida tributaria,
ya te parezca tumulto, o solitaria,
como una sola flor desesperada.

Depende de él como del leño duro
la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
que solo en él respira levantada.

Juana de Ibarbourou (Fernández Morales, de soltera), también conocida como Juana de América (Melo, Uruguay, 8 de marzo de 1892-Montevideo, 15 de julio de 1979), fue una poeta uruguaya. Es considerada una de las voces más personales de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX, para saber más pulse aquí.

Los cuentos de Canterbury


Los cuentos de Canterbury (en inglés medio, Tales of Caunterbury; en inglés, The Canterbury Tales) es una colección de veinticuatro cuentos escritos en inglés medio por el escritor inglés Geoffrey Chaucer entre 1387 y 1400. Fueron escritos en su mayoría en verso, aunque hay dos en prosa, y son presentados como parte de una competencia de narración de historias de un grupo de peregrinos durante un viaje de Londres a Canterbury para visitar el santuario de Tomás Becket en la catedral de dicha ciudad. El premio es una comida en la taberna Tabard de Southwark a su regreso. 

Los cuentos presentan una estructura semejante a El Decamerón de Boccaccio. Los cuentos de Canterbury es una de las obras más importantes de la literatura inglesa, y quizás la mejor obra de la Edad Media en Inglaterra. Fue la última obra de Geoffrey Chaucer, quien en 1386 fue nombrado Contralor de Aduana y Justicia de Paz y en 1389 Escribano de la obra del Rey. La versión de la obra que prevalece hoy en día procede de dos manuscritos ingleses diferentes, el Ellesmere y los manuscritos Hengwrt. Su mayor contribución a la literatura inglesa fue la popularización del inglés vernáculo en la literatura, en oposición al francés, el italiano y el latín. 

Sin embargo, el inglés había sido utilizado como idioma literario siglos antes de Chaucer y varios de sus contemporáneos como John Gower, William Langland, el Poeta Pearl y Juliana de Norwich también escribieron obras literarias prominentes en inglés. Es incierto hasta qué punto fue Chaucer crucial en la evolución de esta preferencia literaria.

Un grito mudo

 


Me alcanza un repentino desconcierto, 
la extraña aparición de un imprevisto 
que logra sujetarme y retenerme 
en medio de un intenso escalofrío. 

El corazón me sale por la boca, 
se aleja la razón sin previo aviso, 
es tanta la tensión que en mi produce 
que dudo si estoy muerto o sigo vivo.
 
Oh, cielos! Cerrar quieran hoy mis ojos 
y alejen el mal sueño apercibido 
tanta es la sequedad que no me sale 
por mucho que lo intento ni un suspiro.

Juro que por correr no faltan ganas 
mas conseguir lograrlo es ya distinto, 
apenas que lo intento el plomo es tanto 
que no puedo escapar, no lo consigo.
 
Intento hallar la calma por ventura 
pero, yo,  no soy yo... no soy el mismo, 
soy un fajo de nervios y a la espera 
de que el miedo se aleje del pasillo.
 
¡Que salga ya el valor de su escondite! 
Que dejen de temblar por el peligro 
las fuerzas que de golpe y sin razón 
dejaron en mi boca un mudo grito.


Los reyes magos



Ya tenemos aquí los Reyes
y la ilusión está servida
aunque protegidos vienen
nos traerán cien maravillas.

Vacunas, geles y disgustos
mascarillas para todo el año
más confinamiento y sustos
más pobreza y desengaños.

Y si no te hace ilusión
tantos regalos de oriente
renuncia con convicción
y muérete un poco más tarde.

Aunque yo lo pensaría
y antes de dejar la vacuna
con Belcebú pactaría
inyectándomela en las venas.

Piensa con cordura hermano
usa gel y mascarilla
y lávate bien las manos
hasta que lleguen a Sevilla.


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