Niño mimado...

Cuanta dulzura reflejan...
donde quedará la ternura
cuando la vida ya añeja
pintan rostros de amargura.

¿Es que se va la inocencia
y en cada lágrima vertida
las arrugas son heridas
que asolan nuestra conciencia?.

Hoy vi una cara sonriendo
que me miraba de frente
y cuando viejos ya somos
ya no hay sonrisas presentes.
Como quisiera volver
a esa infancia postrera
donde tanto padecer
solo sea una quimera.

Por eso cuando los miro
esos rostros tan hermosos
con lágrimas de felicidad suspiro
aunque me lloren los ojos.

Y hay cuando me tiran un beso
con sus pequeñitas manos
aunque sea desde muy lejos
me siento un niño mimado...

He escrito esto, por que estaba tomando café 
y una chiquita en su cochecito me tiraba besos y me he sentido como un niño mimado.


Solo fantasía...

Muchas estrellas en el cielo
y pájaros de mil colores
temblores sobre tu pecho
mientras cantan ruiseñores.

Y yo contemplo aturdido
ese bello paraíso
y tu, tu estas en ese centro
y yo, yo te contemplo indeciso.

¿Será realidad lo que veo?
o solo yo estoy soñando
que de este bello tesoro
yo me estoy enamorando.
¿Por que te cubres la cara?
yo quiero verte los ojos
y que veas mi mirada
brillando de puro gozo.

Que estoy soñando despierto
yo no lo puedo negar
cuando en este paraíso tengo
licencia para soñar.

Y con fantasías soñadoras
me paso la noche despierto,
pero quien me quita a mi ahora
los sueños que llevo dentro...

Mujer de lunas llenas...

Has estado a mi lado tantos siglos,
y apenas hoy acabo de encontrarte… 
No sé si te llamara amada mía, 
o simplemente amante. 

La amada es receptora, 
como lo son los árboles 
al acoger la brisa reincidente, 
gentil exploradora, trashumante. 

La amante es el fervor, la iniciativa, 
el instinto que sabe abalanzarse, 
la marea que insiste, y lame, y besa, 
y al llegar se deshace. 

Sé mi amante, serás amada mía, 
espléndido engranaje 
de émbolos y cilindros, 
flexibles, rígidos o maleables. 

Has estado a mi lado tantos siglos, 
y apenas hoy acabo de encontrarte… 
He visto lunas llenas en la noche, 
soles agonizantes en la tarde, 
pero no tan redondos 
como los discos de tu propia carne, 
trazados a compás, con el relieve 
de sus centros rosáceos al aire. 

Has estado a mi lado tantos siglos, 
y apenas hoy acabo de encontrarte. 

Ah tu avance frontal sobre mis ojos… 
No pude ver los tuyos, dos estanques 
de superficie límpida, serena, 
a la sombra desierta de los sauces. 
Perdidos en tus círculos, 
olvidaron el resto del paisaje. 

Mujer de lunas llenas 
surgiendo del pasado, que me invades; 
has estado a mi lado tantos siglos, 
y hoy finalmente junto a mí renaces. 

Hermoso poema de Francisco Alvarez

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