Mil golpes traigo en la espalda,
mil balas vienen zumbando,
mil soles me arrebataron,
mil primaveras frustraron.
Expulsado por el dio
vengo mi pena arrastrando
por desiertos y montañas
mientras me van flagelando.
Mis heridas no se curan
mis heridas son del alma
y el alma me van matando
con la insidia de los hombres
que me siguen despreciando
por nacer en otro sitio
en una tierra de esclavos
que alimentaron a Europa
en otros siglos pasados,
por tener mi piel de negro
en lugar de un cuerpo blanco
me van cerrando fronteras
y abandonado en un barco
quieren dejarme morir
como si no fuera humano.
Mis manos que son callosas
solo buscan un trabajo
para poder subsistir
con honor y siendo honrado.
Si no empatizan los hombres
sin mostrarse solidarios
este mundo morirá
atrapado en su pecado,
abrasado por el fuego
del ególatra bastardo.
Autor: Antonio Porras Cabrera