Sonetos Lorquianos.

El poeta dice la verdad

Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores,
con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres,
siempre ardida con decrépito sol y luna vieja.
 
Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
ni sombra por la carne estremecida. 
Soneto de la guirnalda de rosas

¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me muero!
¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡canta!
que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene y mil la luz de enero.

Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta,
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.

Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados.
Bebe en muslo de miel sangre vertida.

Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.





















Generación del 27,  El término parte de la fecha de diciembre de 1927, cuando se reúnen varios poetas españoles en Sevilla, en un acto organizado por la Sociedad Económica de Amigos del País para conmemorar los trescientos años de la muerte de Luis de Góngora. Cabe destacar que esta reunión es el origen de lo que algunos llaman la Generación del 27, en la que se incluyen escritores como Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. Para saber mas pulse aquí.

Palabras, solo palabras...

Palabras...solo palabras,
palabras de amor
que consuelen tu alma
cuando sientes dolor,
palabras salidas del corazón...

Divinas palabras
que expresan dolor
cuando no estas cerca
y con toda ilusión
quisiera abrazar tu cuerpo
con mi amor y mi pasión.

Palabras que al viento
lanzo con deseos
de probar tu boca
de beber tus besos
tomar tu cintura,
abrazarte en mi pecho...

Palabras, divinas palabras,
que cuando las escribo
me dejan la calma
y me siento contigo
y tu te quedas en mi alma
y yo, ya no me siento herido.

Ángel Reyes Burgos

Grillo constante, Mario Benedetti

Mientras aquí en la noche sin percances
pienso en mis ruinas, bajo a mis infiernos,
inmóvil en su dulce anonimato
el grillo canta nuevas certidumbres.

Mientras hago balance de mis yugos
y una muerte cercana me involucra,
en algún mágico rincón de sombras
canta el grillo durable y clandestino.

Mientras distingo en sueños los amores
y los odios proclamo ya despierto,
implacable, rompiente, soberano,
el grillo canta en nombre de los grillos.

La ansiedad de saber o de ignorar
flamea en la penumbra y me concierne,
pero no importa, desde su centímetro
tenaz como un obrero canta el grillo.

Mario Benedetti
Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia (Paso de los Toros, 14 de septiembre de 1920 - Montevideo, 17 de mayo de 2009), más conocido como Mario Benedetti, fue un escritor, poeta y dramaturgo uruguayo. Fue integrante de la Generación del 45, a la que pertenecen también Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti, entre otros. Su prolífica producción literaria incluyó más de 80 libros, algunos de los cuales fueron traducidos a más de 20 idiomas. Para saber mas pulse aqui.

Promesa de amor, soneto.

Lo que me regaló la vida al encontrarte
es lo más hermoso que me ha pasado
¿Como podría yo agradecerte?
el que viva siempre tan ilusionado...

Me despierto cada mañana con el sentimiento
de tenerte muy dentro de mi pecho ardiente
que en todas mis horas y a cada momento
mantiene una llama viva, la que tu me enciende.

Mantendré por siempre el fuego de tu fuego
y lo cuidaré toda la vida para que no se apague
viviendo cada momento de mi vida como un sueño

y si alguna vez este sueño se me extingue
fabricaré para ti los sueños nuevos
porque sin ti mi amor, nada de nada existe...

Ángel Reyes Burgos
Mi promesa crayolita

Se quedó dormida.

Se quedó dormida, se cerró la herida.
Se quedó en silencio su voz tan querida;
marchó a lo profundo valiente y osada.
Huyó en silencio sin decirnos nada.

El mar fue refugio y apagó su llama.
La miró la luna con que ella soñaba…
Se volvió muy blanca de nácar y nieve,
borrando la huella de su paso breve.

Eterna es ahora. Nos dejó su huella:
amores y quejas, nieves y cristal.
Llena toda ella, tan leve y pequeña
llevaba en su alma amor-manantial.

Plena de poemas ofreció risueña,
su encanto y tristeza, divina y real.
De su lucha tanta, ella fue la dueña,
aguerrida y fuerte como el vendaval.
Se quedó dormida, silenció su ego.
Tal vez con un ruego, lloraría quizás…
soltó sus amarras, liberó el apego
y en nocturnas olas encontró la Paz.

Entonces un Ángel de belleza suma
La vistió de enaguas con la blanca espuma,
Cuando aquellas olas la hicieron flotar…

y sigue dormida en tierra y arena,
rodeada de Musas y Nodriza buena
muy cerca del Cielo muy cerca del Mar.

Ahora ya su amado sabe donde está!

Flora Delmis

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