Hace ya siglos que viajo con la historia,
llevo milenios en pos de la verdad
que me reencarno, que muero, que renazco
como un romero en busca de la paz,
quiero justicia y solo existen leyes,
busco, ternura y solidaridad
mas solo encuentro codicia y mala sangre,
inquina, envidia, violencia y mezquindad.
Mutan los tiempos, las modas, las costumbres
cambian la leyes, los títulos, la fe
pero los odios que engendra la miseria
siguen prendiendo y haciendo arder la mies.
Los mismos jueces, hogueras y cadenas,
las mismas sagas, la misma inquisición,
el pan se pudre guardado en las tahonas
mientras el hambre impone su blasón.
Grande es la tarta, inmensa como el tiempo,
hay para todos si se reparte bien,
la madre tierra fue siempre generosa
pero Caín sigue matando a Abel.
Noé intentaba reconstruir su arca
pero no hay bosques ni selvas que talar
los animales fenecen en las granjas
mientras los truenos y rayos rugen ya.
Se está gestando el último diluvio,
lluvia de fuego, de odios, de maldad
y los jinetes de un nuevo apocalipsis
tañen sus trompas, preludio del final.
Mientras nosotros seguimos adorando
a ese becerro de oro sangre Y hiel
que nos conduce al borde del abismo
Y nos empuja a perecer con él.
