Alma mía...

Alma mía, perdura en tu idea divina
todo está bajo el signo de un destino supremo,
sigue en tu rumbo, sigue hasta el ocaso extremo
por el camino que hacia la Esfinge te encamina.

Corta la flor al paso, deja la dura espina,
en el río de oro lleva a compás el remo,
saluda el rudo arado del rudo Triptolemo,
y sigue como un dios que sus sueños destina…

Y sigue como un dios que la dicha estimula,
y mientras la retórica del pájaro te adula
y los astros del cielo te acompañan, y los

ramos de la Esperanza surgen primaverales,
atraviesa impertérrita por el bosque de males
sin temer las serpientes; y sigue, como un dios…

Rubén Darío, En El Salvador, el joven Darío fue presentado por el poeta Joaquín Méndez al presidente de la república, Rafael Zaldívar, quien lo acogió bajo su protección. Allí conoció al poeta salvadoreño Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía francesa. Bajo sus auspicios, Darío intentó por primera vez adaptar el verso alejandrino francés a la métrica castellana...Para saber mas pulse aquí.

Nanas de la cebolla, Miguel Hernández


La cebolla es escarcha cerrada y pobre, escarcha de tus días y de mis noches.
Hambre y cebolla: hielo negro y escarcha grande y redonda.
En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba.

Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre.
Una mujer morena, resuelta en luna, se derrama hilo a hilo sobre la cuna.

Ríete, niño, que te tragas la luna cuando es preciso.
Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en los ojos la luz del mundo.

Ríete tanto que en el alma al oírte, bata el espacio. Tu risa me hace libre, me pone alas.
Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea.

Es tu risa la espada más victoriosa. Vencedor de las flores y las alondras.
Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor.

La carne aleteante, súbito el párpado, el vivir como nunca coloreado.
Cuánto jilguero se remonta, aletea, desde tu cuerpo.

Desperté de ser niño. Nunca despiertes. Triste llevo la boca. Ríete siempre. 
Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto, tan extendido, que tu carne parece cielo cernido.
Si yo pudiera remontarme al origen de tu carrera...

Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades.
Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes.

Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma.
Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro.

Vuela niño en la doble luna del pecho. Él, triste de cebolla. Tú, satisfecho.
No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre...

En abril de 1939, recién concluida la guerra, se había terminado de imprimir en Valencia El hombre acecha. Aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista presidida por el filólogo Joaquín de Entrambasaguas, ordenó la destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron permitieron reeditar el libro en 1981...Para saber mas pulse aquí.


Alaba los ojos negros de Julia...

¿Eva era rubia? No. Con negros ojos
vio la manzana del jardín: con labios
rojos probó su miel; con labios rojos
que saben hoy más ciencia que los sabios.

Venus tuvo el azur en sus pupilas
pero su hijo no. Negros y fieros
encienden a las tórtolas tranquilas
los dos ojos de Eros.

Los ojos de las reinas fabulosas,
de las reinas magníficas y fuertes,
tenían las pupilas tenebrosas
que daban los amores y las muertes.
Pentesilea, reina de amazonas,
Judith, espada y fuerza de Betulia,
Cleopatra, encantadora de coronas,
la luz tuvieron de tus ojos, Julia.

Luz negra, que es más luz que la luz blanca
del sol, y las azules de los cielos.
Luz que el más rojo resplandor arranca
al diamante terrible de los celos.

Luz negra, luz divina, luz que alegra
la luz meridional, luz de las niñas
de las grandes ojeras, ¡oh luz negra
que hace cantar a Pan bajo las viñas!

















Rubén Darío. Entre los primeros libros que menciona haber leído están el Quijote, las obras de Moratín, Las mil y una noches, la Biblia, los Oficios de Cicerón, y la Corina (Corinne) de Madame de Staël.6 Pronto empezó también a escribir sus primeros versos: se conserva un soneto escrito por él en 1879...Para saber más pulse aquí.

Tu cuerpo y la miel...

Soy como abeja que libando tus pistilos
fabrica dentro del alma la dulzura
para depositarla gota a gota en tu cuerpo
y aumentar tu belleza y tu hermosura.

Como las celdas del panal donde se guarda
las mieles de la ternura que te cubre
en ese panal es donde mi alma guarda
los besos desde tus muslos hasta tus cumbres.

En cada gota de roció que en ti yo planto
una perla de amor se deposita
aunque a veces se troca en los cien llantos
cuando estás lejos y mi pasión te necesita.

Y hoy que estás atravesando cien lagunas
las cordilleras de mi vida se me hacen tan lejos
que daría si pudiera toda mi fortuna
para poder libar la dulzura de tus pechos.

Panal y abeja, zángano, reina y obrera
yo quiero ocupar todas las labores
para fabricarte en la vida entera
un paraíso lleno de mil sabores...

Para ti mi dulce novia

Que me lleve el maestro...

Un intenso soplido de suspiros
lanzados al viento mi boca exhala
y un ave de silencio me acorrala
cuando intento con palabra deciros.

Soneto, muéstrame todos los giros
para no ser del viento, hoja ignorada,
quiero por tus brazos ser remontada
y entre flor de primavera sentiros.

Que siento inmenso mi cariño y pena
cuando querer es tanto, y no os entiendo.
¿Por qué sois mi luz, infierno y condena?

Si con acento mi rima, no es buena,
a la voz del maestro me encomiendo
que me lleve hasta el monte donde atruena.

C.Róman 
(© Derechos Reservados)
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