Te contemplo dormida y desnuda
y una lujuria se instala en mi cuerpo
que enciende mi pecho de lava fundida
cuando tus muslos preciosos se abren en el lecho.
Tus pechos se elevan y bajan despacio
yo contemplo el movimiento con admiración
en mi alma parece que ya no queda espacio
para tanta ternura que me provoca este amor.
Lujuria encendida llena de dulzura
que me lleva a besarte de norte a sur
y al sur de tu vientre plantar con premura
cien besos ardientes con mi gratitud.
Ángel Reyes Burgos