Carlos Pellicer, sonetos

Germán, octubre azul, tuyo, sereno,
presencia y poesía de ti dora.
México timbra tu profunda hora
y del nopal hostil haces pan bueno.

Pienso en mi corazón de estrellas lleno;
es un jardín de otoño que se enflora,
es un cielo amistad que hora tras hora
hunde su plenitud en noble heno.

Germán, toma este cielo mexicano
que de un ángulo empuño hasta tu mano
y te lo doy |octubre azul, tuyo y tan mío!

Siento la poesía y sin nombrarla
pienso en ti. Sola está. Sólo el rocío
puede, como tus manos, despertarla.
Hoy hace un año, Junio, que nos viste,
desconocidos, juntos, un instante.
Llévame a ese momento de diamante
que tú en un año has vuelto perla triste.

Álzame hasta la nube que ya existe,
líbrame de las nubes, adelante.
Haz que la nube sea el buen instante
que hoy cumple un año, Junio, que me diste.

Yo pasaré la noche junto al cielo
para escoger la nube, la primera
nube que salga del sueño, del cielo,

del mar, del pensamiento, de la hora,
de la única hora que me espera.
¡Nube de mis palabras, protectora!






















En agosto de 1921, junto con Vicente Lombardo Toledano, Diego Rivera, José Clemente Orozco y Xavier Guerrero entre otros, fundó el Grupo Solidario del Movimiento Obrero. Fue profesor de poesía moderna en la UNAM y director del Departamento de Bellas Artes. Organizó los museos Frida Kahlo, el de La Venta, y el de Anahuacalli. Colaboró en las revistas Falange (1922-23), Ulises (1927-28) y Contemporáneos (1928-31)...Para saber más pulse aquí.

No tengo un vientre preñado y fértil...

No tengo un vientre preñado y fértil
para llevarte en mi interior
con el que compartir los latidos
del corazón.

Soy quien te habla del otro lado
del que conoces sólo la voz
y tantas veces ya te he soñado
que adelantaría 3 meses el reloj.

No sé si habremos hecho bien
trayéndote a vivir aquí
a este mundo tan infeliz y tan maravilloso,
pero prometo cuidarte, y prometo enseñarte
el difícil oficio de sobrevivir,
yo te prometo olvidarme hasta de mí, 
para que seas feliz.
Tendrás la suerte de abrir tu rumbo
en la ciudad más hermosa del mundo, que te irá dando, mil penas que tendrás que ahogar cantando.

Voy a intentar ser el espejo en que te mires,
voy a intentar ser tu maestro y camarada.
No tengo un vientre donde tu cuerpo germine, 
pero ya te quiero más que a nada.

Crecer en mi ciudad natal, va a obligarte a pelear, a sudor, lágrima y sangre.
Pero no tendrás que temer, 
sé lo que tú quieras ser
que aquí tendrás a tu padre.

Hermoso poema de mi hijo Miguel
al hijo que le va a nacer...

Miguel Ángel Reyes Altube

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