No tengo un vientre preñado y fértil
para llevarte en mi interior
con el que compartir los latidos
del corazón.
Soy quien te habla del otro lado
del que conoces sólo la voz
y tantas veces ya te he soñado
que adelantaría 3 meses el reloj.
No sé si habremos hecho bien
trayéndote a vivir aquí
a este mundo tan infeliz y tan maravilloso,
pero prometo cuidarte, y prometo enseñarte
el difícil oficio de sobrevivir,
yo te prometo olvidarme hasta de mí,
para que seas feliz.
Tendrás la suerte de abrir tu rumbo
en la ciudad más hermosa del mundo, que te irá dando, mil penas que tendrás que ahogar cantando.
Voy a intentar ser el espejo en que te mires,
voy a intentar ser tu maestro y camarada.
No tengo un vientre donde tu cuerpo germine,
pero ya te quiero más que a nada.
Crecer en mi ciudad natal, va a obligarte a pelear, a sudor, lágrima y sangre.
Pero no tendrás que temer,
sé lo que tú quieras ser
que aquí tendrás a tu padre.
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