Ensayo sobre Aristoteles de la Universidad Albert Einstein

Ya que la educación por naturaleza es necesaria, para así podernos interrelacionar con otros individuos, y así cumplir fines asignados, comprender la verdadera esencia de actuar y hablar, con visiones muy adelantadas tal ves, pero que si sabemos comunicarlas, tal ves sirvan de algo para hacer de un modo al país, la organización o lo que sea, algo mejor.

Y de que forma se evita que no existan puntos de stress? Pues muy fácil, Con ejercicio pero bueno es parte de la definición y de la íntima relación que tiene el trabajo de Aristóteles, que ya trae consigo la preocupación constante por la buena alimentación de un individuo, quien con esto logrará una mayor plenitud porque tendrá las suficientes defensas para estar sano y fuerte, aunque presenta ciertas cosas descabelladas como el de meter al niño en agua fría del río no sé que! Y blah blah blah!! Lo que me hace pensar que no es tan necesario, puesto que con una buena alimentación y predeterminar que está encargado del cuidado de su cuerpo, sabrá que son puntos complementarios para poder llevar una mejor calidad de vida, es parte de la individualización, pero de igual modo esto ya queda al libre albedrío de cada persona, lo cual es parte de la dotación innata de cada individuo.

Lo cual al conjuntarlo precisa que el se adelantó en ciertos puntos que más adelante fueron tomados en cuenta para así poder brindar una mejor educación, lo que termina por llevar a concluir que a partir de él se comienza, no se termina nunca, aunque haya una restricción, que es la de retomar la infancia como punto de partida y la edad adulta como finalización, sin saber que todos los días se aprende algo nuevo, ya sea que desde que estamos en el útero de nuestra madre, hasta la edad anciana o el último día de nuestras vida.

Al Andalus y sus maravillas, romance árabe...

Abenámar, Abenámar,   
moro de la morería, 
el día que tú naciste   
grandes señales había. 
Estaba la mar en calma,   
la luna estaba crecida, 
moro que en tal signo nace   
no debe decir mentira.

Allí respondiera el moro,   
bien oiréis lo que diría: 
Yo te lo diré, señor,   
aunque me cueste la vida, 
porque soy hijo de un moro   
y una cristiana cautiva; 
siendo yo niño y muchacho   
mi madre me lo decía 
que mentira no dijese,   
que era grande villanía: 
por tanto, pregunta, rey,   
que la verdad te diría. 

Yo te agradezco, Abenámar,   
aquesa tu cortesía. 
¿Qué castillos son aquéllos?   
Altos son y relucían...
El Alhambra era, señor,   
y la otra la mezquita, 
los otros los Alixares,   
labrados a maravilla. 

El moro que los labraba   
cien doblas ganaba al día, 
y el día que no los labra,   
otras tantas se perdía. 

El otro es Generalife,   
huerta que par no tenía; 
el otro Torres Bermejas,   
castillo de gran valía.

Allí habló el rey don Juan,   
bien oiréis lo que decía: 
Si tú quisieses, Granada,   
contigo me casaría; 
daréte en arras y dote   
a Córdoba y a Sevilla. 

Casada soy, rey don Juan,   
casada soy, que no viuda; 
el moro que a mí me tiene   
muy grande bien me quería.
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