Desiste el poeta de hacer versos durante la guerra


Cupido como niño se estremece
del temeroso son del bronce herido
y en las faldas de Venus escondido
mientras dura la guerra no parece.

Como el numen que el pecho me enardece
a sus blandos halagos le he debido,
con el bélico afán está abatido,
con el continuo susto se enflaquece.

Pues tiembla y huye de la lid el ciego,
pues sin él no hay ardor ¿por qué me afano?
¿por qué en pos de las musas no sosiego?

No más versos míos hasta que Jano
a la Discordia apague el mustio fuego
y la graciosa paz no dé la mano.

Gaspar María de la Nava Álvarez, 
Conde de Noroña


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