Abro los ojos...


Abro los ojos y despierto entre  el ruido de la pólvora,
oigo como algún grito huye, perseguido por la muerte,
estoy enterrado  en el barro con el cuerpo  herido,
acompañado de un  silencio mas muerto que vivo.

De pronto noto una mano, la mano de un soldado
que me agarra, mientras me susurra...
miro su traje, no es como el mío,
es del otro bando, quizás una bala mía,
le llego llorando.

Esta  mal herido, pero callo y escucho,
mientras habla, en toda esa estúpida guerra,
vine a buscar a mi hermano a pesar de ser mi  enemigo,
no tuvimos el mismo padre pero eso no debe importar,
y aunque no le conocí, llevo su foto en el traje
para  poderlo encontrar.

Pero hoy  no lo podre buscar, sin ti mi foto se perderá,
por  eso te pido cumplas mi último deseo,
que lo busques  tu por mí, y si lo encuentras por el camino
dile que una vez su hermano fui, dile por querer encontrarle
llegue hasta aquí.

Con la mano temblorosa me da una foto arrugada,
al cogerla de su mano le prometo cumplir
la búsqueda   de su hermano, eso le hace sonreír
durante un breve instante, pero luego noto que su voz,
esta  ya distante.

Mi enemigo  se fue, entre él y yo queda solo  una promesa,
de nuevo con el silencio mi curiosidad abre la foto,
con los dedos helados, la limpio de barro 
le quito sus arrugas y la miro...

¡¡ Dios Mío !! ¡¡ no lo puedo creer !!,
mi cuerpo empieza a sudar frio, me  refriegó los ojos con la mano
y temblando descubro, que el de la foto soy yo,
que aquel hombre al que quizás disparé, ese pobre enemigo
que buscó coger mi mano, no era otro que mi propio hermano.


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