Hacia ti vengo, amor, hacia ti, voy.
Con la boca sembrada de lunas
y un manto cubierto de noches oscuras,
que quedaron ciegas de buscar ternura,
de no hallar caricias…tan solo amargura.
Hacia ti vengo, amor, hacia ti voy,
En mis manos las huellas que regala el tiempo,
en mis ojos las perlas de un mar con su puerto
y en mi piel las estrellas queriendo ser cielo,
queriendo enredarse entre todos tus besos.
Hacia ti vengo, amor, hacia ti voy.
He dejado la umbría al otro lado del pecho,
he rociado con risas las bombillas del techo,
he roto las cortinas que cubrían de silencio
las paredes de mi vida oscureciendo mis momentos.
Y hoy vengo hacia ti,
desnuda, sin cadenas,
sin temor a ser gaviota
sobrevolando tormentas,
con el anhelo en la boca
de nombrarte en las mareas
y navegar en tus olas,
ser peldaño en tu escalera.
Hacia ti voy, amor,
con la mirada serena,
con una pincelada roja
en el latir de mi venas,
y un corazón que aún se asombra
cuando presiente que llegas
para cubrir de amapolas
el jardín que por ti espera.
Hacia ti vengo amor ¡hacia ti voy!
para sembrar en mi cuerpo
los aromas de la tierra
y dejar nacer el verbo
¡y ser en ti! ¡estar completa!