Canción de Espronceda.

No piense nunca el lloroso
 que este cantar dolorido
 es un capricho tejido
 por la musa de un dichoso.
 No piense que es armonioso
 juego de un estro liviano;
 piense que yo no profano,
 ni con mentiras sonoras,
 las penas desgarradoras
 del corazón de un hermano.

 Una canción de dolores
 me piden mis padeceres,
 tal como ayer mis quereres
 pidieron cantos de amores;
 que así como son mayores
 si se cantan los contentos,
 así los tristes acentos
 de las trovas doloridas,
 si no curan las heridas,
 amansan los sufrimientos.
Mis penas son tan vulgares
como esas espinas duras
que erizan las espesuras
de todos los espinares.

Más hondas son que los mares
Más hondas y más sombrías
que un horizonte sin días,
pues no hay abismo tan hondo
como el abismo sin fondo
de unas entrañas vacías.

En su Himno al sol y en el poema Óscar y Malvina, Espronceda se acerca también a la poesía de James Macpherson, inventor del vate céltico Ossian. El estilo más cultivado por el autor extremeño es algo amante de los efectos retóricos, pero es flexible e inspirado en sus mejores momentos... Para saber más pulse aquí.

Un hermoso soneto de Espronceda.

Fresca, lozana, pura y olorosa,
gala y adorno del prensil florido,
gallarda puesta sobre el ramo erguido,
fragancia esparce la naciente rosa.

Mas si el ardiente sol lumbre enojosa
vibra, del can en llamas encendido,
el dulce aroma y el color perdido,
sus hojas lleva el aura presurosa.

Así brilló un momento mi ventura
en alas del amor, y hermosa nube
fingí tal vez de gloria y de alegría.

Mas, ay, que el bien troncóse en amargura,
y deshojada por los aires sube
la dulce flor de la esperanza mía.

A partir de la muerte del rey, Espronceda se dedicó a la política y al periodismo. Se enroló en la Milicia Nacional llegando a ser primer teniente de la Compañía de Cazadores de Madrid. En 1834 ingresa en la Guardia Real, pero Cea Bermúdez lo aleja de Madrid, temiendo sus inclinaciones de liberal exaltado, y le destina a Cuéllar, donde comienza a escribir su novela histórica Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar. Para saber más pulse aquí.

Voy a acercarme despacio...

Yo quise ser jardinero
para tenerte entre flores
y mirar tu hermoso cuerpo
y oler de tus bellos olores...

Que desnudas me pareces
una flor linda y florida
y quiero siempre tenerte
en mi pecho adormecida.

Para despertarte con besos
rozarte con mis caricias
plantar mis labios en tus pechos
y suspirar con tus delicias.

¿Puede un jardín más hermoso
que pueda al mío igualar
si te contemplan mis ojos
cuando tu plantada estas?.

Voy a acercarme despacio
y besando tu piel desnuda
en ese jardín glorioso
me abrazaré a tu cintura.

Ángel Reyes Burgos
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