
en esos días antiguos de mi soledad
y un inmenso vacío llenaba mis penas
y la angustia en mi pecho, no sabían llorar.
Mi cuerpo en letargo, mi habitación solitaria
bandadas de gorriones agitando pasiones
mi pluma escribiendo sobre fantasías
carente de cariño, amor e ilusiones.
El alma doliendo y las lágrimas secas
bebiendo en mi soledad un cáliz amargo
vino de los desprecios de cicuta añeja
de mil aventura y cien desengaños.
Los gorriones se fueron dejando mi angustia
cien mariposas blancas poblaron mi alma
una situación nueva y milagrosa
me llenó la vida de amor y calma.
Allí estaba ella con su mano tendida
una nueva luz comenzó a brillar
devorando las tormentosas heridas...
me dio un nuevo camino de amor y paz.
Gracias crayolita por tu mano tendida.