EL BESO


Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve, que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en la agonía.

Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.

web

AMO Tu Sonrisa


Hace un instante cuando mire tu foto
en lo único en que pensé fue en tu sonrisa,
esa sonrisa que me hace sentir que valgo más
de lo que yo me valoro.

Esa sonrisa que no es fingida,
una sonrisa pura y sincera,
que lo único que expresa es Amor
déjame decirte vida que otra sonrisa como
la tuya no hay Amor, no existe
alguien que pueda igualarla.



La sonrisa que ningún pintor podría
plasmarla en un cuadro con sus pinturas;
tu Sonrisa que me hace olvidar mis
problemas, que demuestra lo que tu sientes
vida mía al estar junto a mí.

Tu sonrisa, ese gesto que hasta Dios
se alegra al ver ,y como hacerlo
si el la esculpió cuando se encontraba feliz e inspirado.

Tu Sonrisa llena de vida que da ánimos
al desahuciado y, porque no decirlo;
esa sonrisa que llena mi alma de Amor y Fuerza.

Quiero y deseo que nunca desaparezca de
tu rostro, ya que si no la mirase en ti
donde más podría sentirme igual como me siento ahora?.

Tu Sonrisa...

chelo

El día de la bestia-Def Con Dos


Siguiendo el rastro del ángel caído,
yendo tras los pasos de un macho cabrío,
derribando el muro que encierra las tinieblas,
hasta notar el aliento de la Bestia.
Sabiendo que el camino está lleno de trampas
para corromper las almas.

Perdiendo por saber que el mal es el pecado,
soñando con sentir al espíritu malvado.
666, el día de la Bestia. 666.

Explorando el laberinto para ejecutar al Anticristo,
abriéndose camino con hierro y fuego
hasta tocar las puertas del Averno.

Textos que ocultan otros textos, datos que apuntan el infierno, cábalas confusas, cálculos fallidos,
errores que sentencian al mundo de los vivos.
666, el día de la Bestia.

Azufre ardiente en el pentáculo, invocación con tiros de ácido,
demencia ungida en sangre de doncella y otra vez conejo en nochebuena.
En este Apocalipsis no hay jinetes y a Satán le sobran seises.
Berriatúa y sus dos sicarios, tres mortales contra el diablo.

666, el día de la Bestia.

Pienso en ti, Maria Carey


Desvelada en la soledad de la noche
Si me equivoco amándote
Entonces mi corazón me hará sufrir
Porque yo me he dado a ti
Y no voy a salir adelante
Si no estas a mi lado

Lo daría todo por pasar
Sólo una noche más contigo
Pondría en peligro mi vida para sentir
Tu cuerpo junto al mío
Porque no puedo continuar
Viviendo en el recuerdo de nuestra canción
Lo daría todo por tu amor esta noche

Cariño me puedes sentir
Imagina que te miro a los ojos
Te puedo ver claramente
Vívidamente grabado en mi mente
Pero también estas tan lejos
Como una estrella lejana
Lo estoy deseando esta noche

Lo daría todo por pasar
Sólo una noche más contigo
Pondría en peligro mi vida para sentir
Tu cuerpo junto al mío
Porque no puedo continuar
Viviendo en el recuerdo de nuestra canción
Lo daría todo por tu amor esta noche

Lo daría todo por pasar
Sólo una noche más contigo
Pondría en peligro mi vida para sentir
Tu cuerpo junto al mío
Porque no puedo continuar
Viviendo en el recuerdo de nuestra canción
Lo daría todo por tu amor esta noche
Daría todo por tu amor
Esta noche

Maria Carey

MOMENTOS FELICES, Gabriel Celaya


Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente,
el pitillo en los labios, el alma disponible,
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican la alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que se siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro -sé que todo es fiado-,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así la muerte,
¿no es la felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?

¿No es la felicidad lo que amanece?
Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
«Estaba justamente pensando en ir a verte».
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?

Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?".

Gabriel Celaya
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