He soltado una paloma...

He soltado una paloma 
que prisionera sufría
como sufre mi corazón 
por que no estas vida mía.

Ella te lleva una rosa 
que consuele nuestras penas
y que pueda ya sentir
la sangre fluir en mis venas

Me esta matando la angustia
por que estas lejos de aquí
dame una muestra de amor
que deje ya de sufrir.
Es paloma mensajera
que quiero para olvidar
si a mi me la regresas
con un amor de verdad.

Solo una nota en el pico
que me digas lo que sientes
si te queda algún amor
o te soy indiferente.

Deja que sueñe de nuevo
como hombre enamorado
que vuelva a fluir mi sangre
sintiendo tu amor a mi lado.
















Aunque nunca mi cariño...

Aunque nunca mi cariño,
tenga el premio de tus besos,
aunque nada mis palabras,
representen ya en tu pecho,
yo lo mismo he de quererte,
sin palabras y en secreto...
como quieren los que sufren,
los que sufren en silencio.

Aunque jamás mi sonrisa,
traiga vida a tu destino,
aunque nunca mi tristeza,
sea sombra en tu camino,
yo igual he de soñarte,
sin palabras y en secreto...
como sueñan los que aman,
cuando el amor es un sueño.
Aunque jamás de tus labios,
pueda oír, yo, un te quiero
aunque nunca entre mis brazos,
palpite fuerte tu pecho,
yo tan solo he de mirarte,
sin palabras y en silencio...
como miran los que viven,
los que viven desde lejos.


Mario Benedetti (Paso de los Toros, 14 de septiembre de 1920-Montevideo, 17 de mayo de 2009)​ fue un escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo integrante de la generación del 45, Su prolífica producción literaria incluyó a 80 libros algunos traducidos a 20 idiomas...Para saber más pulse aquí.

Sonetos X y XI de canción del recuerdo

En la penumbra se destaca el lecho
donde la luz solar la sorprendía,
apoyada la sien sobre mi pecho
y dormida su mano entre la mía.

Brillan las trenzas largas y castañas...
Vela sus formas el ropaje blanco...
Duermen los ojos bajo sus pestañas,
y descansa su mano sobre el flanco...

Duerme y sueña conmigo... No está, muerta.
Ya la alondra cantó.Mi amor, despierta.
Alza tu frente sobre la almohada.

Ahoga el silencio el ansia de mi ruego.
Y palpo entre las sombras, como un ciego
que abre los ojos y no mira nada.
Visión que cruzas por mis sueños, dime:
¿qué profundas tristezas te devoran?
¿Por qué tus ojos, si me miran, lloran?
¿Por qué tu labio, si me nombra, gime?

Sólo tus manos pálidas e inciertas
las antiguas ternuras conservaron,
y, cual vivas, ayer, me acariciaron,
vienen ahora a acariciarme muertas.

Descorren las cortinas de mi lecho;
penetran, sin dolor, hasta mi pecho,
a acariciar mi corazón herido...

Su caricia es tan tímida y suave,
cual si viniesen a curar un ave
que herida llega a desangrarse al nido.






















Francisco Villaespesa, Hacia 1898 se imprimió su primer libro de poemas, Intimidades y conocería a su futura esposa, Elisa González Columbio (fallecida en 1903), quien le inspiraría algunos de sus libros más queridos, como Tristitiae rerum...Para saber más pulse aquí.
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