Todavía y Después del olvido

Todavía

Una sonrisa de sus labios rojos,
soborno de romance y fantasía,
coquetamente para mí tenía,
enredada a las niñas de sus ojos.

Con un suspiro intrépido de antojos
a tan sonriente ver, le respondía,
hasta que su destino, cierto día,
le cambió sus sonrisas por enojos.

Sus ojos hoy me miran diferente,
¡sin aquella romántica alegría
que le suplió el enfado, de repente!

Y aunque ahora al mirarme no sonría,
con que me mire tengo suficiente
para así suspirarle todavía.
Después del olvido

Fuiste tú la mujer insospechada
de quien me enamoré por vez primera,
cuando apenas el sol de primavera
a alumbrar empezaba mi jornada.

Mi locura por ti fue demasiada,
pero muy tierna para entonces era
y aquel amor que tan sublime fuera,
se perdió con el tiempo y con la nada.

Y a la fuerza del tiempo y la distancia
olvidado de todo ya me había,
por la falta, tal vez, de tu constancia.

Y hoy que te vuelvo a ver, en este día
te recuerdo otra vez con tal fragancia,
que siento que te adoro todavía...





















El primer intento documentado de adaptar el soneto a la lengua castellana es obra de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana (1398-1458), con sus cuarenta y dos Sonetos hechos al itálico modo. Desde Garcilaso hasta el modernismo, el soneto castellano tuvo una estructura fija en los ocho primeros versos...Para saber más pulse aquí.
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