Bajo el sol de abril...

Era primavera de un invierno errante
que dejó entre hielos mi cuerpo febril.
Y en la tumba fría de tu boca amable
enterré mis labios bajo el sol de abril.

Tus ojos dos cruces, mirando distantes,
clavándose dentro, muy dentro de mí.
Tus manos cortezas de elevados árboles
despertando en mi carne esta sed por ti…

Tu pelo enroscado en estrellas fugaces
y en tus labios mi vientre de blanco marfil.
Adoré tu cuerpo aquella noche frágil
¡te hice mi trinchera sobre tierra hostil!

Me olvidé de ayeres heridos de niebla,
de sombras oscuras, pintadas de gris.
Me olvidé del tiempo, líquidas tristezas
manando en mis ojos de coral añil.

Tu sembraste flores, valles y praderas
tizas de colores sobre el pizarrín.
Tú me alzaste puentes y mil escaleras
en aquel laberinto donde me perdí.

Quédate conmigo, quédate a mi lado
en este susurro que nace por ti,
en esta caricia que duerme en mis manos
y vuela en tu cuerpo bajo el sol de abril.

Quédate conmigo, quédate a mi lado,
juguemos a amarnos cada noche así…
como si la vida fuese este pedazo
y al doblar la esquina…
el resto del mundo no estuviese ahí.


Sin ti...

Sin ti mi vida seria
como un desierto perdido
como una lluvia sin agua
como un jardín ya marchito.

Como una vida sin vida
como un vagabundo sin cariño
como un deseo sin deseo
como un cuerpo muerto, herido.

Sin ti mi vida seria
como el silencio dormido
que se mete en el alma
y queda el dolor prendido
como una ave que vuela
sin encontrar ya su nido
un corazón que se ha roto
y ha dejado de ser niño.

Sin ti mi vida seria
un verso que no se ha escrito
porque tu corazon me ha amado
como nadie me ha querido.

Carmen Diez Torio


¡Oh Cristo!...Amado Nervo

Ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor...
ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustia
sin que yo me angustie y llore;
ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,

-oh Cristo-

En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser
para encontrar algún odio, nadie puede herirme ya
sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,

-oh Cristo-

Qué importan males o bienes.
Para mí todos son bienes.
El rosal no tiene espinas,
para mí sólo da rosas.
¿Rosas de Pasión? , Qué importa.
 Rosas de celeste esencia,
purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,

-oh Cristo-

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