Suplicando tu nombre


No amaneció esta noche,
se despertó la mañana entre sábanas negras
y el cielo se pintó de añoranzas
goteando incertezas.

No amaneció esta noche,
no hubo descanso entre sus fríos brazos
solo el desgarro presentido
de tu dolor ausente.

Salté del lecho
inundado de lágrimas ardientes,
de miedos acerados,
y volé a tu alcoba,
mas encontré la cama,
desnuda de tu cuerpo y de tu aroma
llorando soledades,
suplicando tu nombre en las esquinas
de las oscuras calles.


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