¿Aún no sé, qué fuego misterioso
prendió candela para quemarme así,
ni el frío hielo en mi cuerpo tembloroso
para vivir muriendo con agonía sin ti?
Sólo sé, que con desvarío prendiste
la llama inmensa de un amor
y en la realidad de amarte me diste
un mar de agua, que a mis ojos anegó.
Y siento que muero en la nostalgia
y vivo clavada en una cruz,
no hay cuerpo donde apagar mi ansia
y se va apagando la fuerza de mi luz.
Día, tras día, poco a poco muero
sabiendo que mi vida, sólo eres tú
y tan sólo siento este amor certero,
aunque al soñarte seas mi esclavitud.
¿Quién me lleno de aromas en lejanía
y me dió un cielo inmenso de desdén
cuando al soñarte eres toda mi alegría
sin tener el cuerpo que me dé sostén?
Mas no hay candela sin ceniza,
ni frialdad, cuando con calor es arder,
si amando a mi pensamiento agudiza
la candente llama de fuego con placer.
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