
cuarenta grados a la sombra
que aumentan sobre tu vientre
cuando mis labios te nombran
y a tus pechos lo someten.
Besos que son enredaderas
que atrapan tu cuerpo hermoso
y se ciñen a tus caderas
trepando hasta tus ojos.
Volcanes que rugen y exhalan
del calor de un sentimiento
son nuestros cuerpos que emanan
lava de un volcán hambriento.
Los cuarenta grados a la sombra
los convertimos tu y yo
en un ciclón que se enciende
muy dentro del corazón.
Y aunque no fuera verano
cubierto de nieve de invierno
las caricias de tus manos
me hunden en el infierno...
Ángel Reyes Burgos
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