de no saber vivir sin ti,
de requerir ese beso
para poderme dormir.
Donde esconderé a este miedo
que me embarga por las noches,
por no tener tu presencia
ahuyentando mis temores.
Como le explico a mi cuerpo
que se debe acostumbrar,
a ocupar toda la cama
sin guardarte tu lugar.
Que le digo a mi cintura,
a mi espalda, a mis caderas,
cuando extrañen las caricias
que encendían nuestra hoguera.
Y a estas manos cuando locas
quieran viajar por tu cuerpo,
donde diablos las pondré
si ya no estas en mi lecho
Donde pondré al corazón
si ya no quieres guardarlo
y el tonto aun no se da cuenta
que te fuiste de mi lado
Que mala costumbre la mía
de traerte a mí recuerdo
y en vez de tratar de olvidarte
te sigo construyendo versos.
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