Te dejo una sonrisa,
para aliviar tu soledad
en esos días aciagos,
que tu alma sola está,
se desmoronan los sueños,
las lagrimas vuelven a brotar
y un temor profundo y ciego,
surge de la eternidad...
Como nubes de tormenta
y negro como negro cuervo
va instalándose en el alma,
endemoniando los cuerpos
con un manto negro negro
cegador de los misterios
un gemir en la garganta
y el crepitar del recuerdo...
Y no hay luz en lontananza,
ni brisas de mares frescos,
solo rugidos de lanzas
y el hervir de los calderos
que cuecen las calaveras
en el fondo del infierno,
dejando las mentes blandas,
de aquellos que no murieron.
Los zombis hablan muy bajo
pregonando cosas muertas
la soledad va buscando
mentes que ya estén dispuestas
a sucumbir al pasado
dejando la puerta abierta
al cristo muerto y llagado
que despierte de su siesta.
Hoy te dejo una sonrisa,
para regarte con calma
del llanto que a mi me aflige
desde el fondo de mi alma...
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