Canción de Espronceda.

No piense nunca el lloroso
 que este cantar dolorido
 es un capricho tejido
 por la musa de un dichoso.
 No piense que es armonioso
 juego de un estro liviano;
 piense que yo no profano,
 ni con mentiras sonoras,
 las penas desgarradoras
 del corazón de un hermano.

 Una canción de dolores
 me piden mis padeceres,
 tal como ayer mis quereres
 pidieron cantos de amores;
 que así como son mayores
 si se cantan los contentos,
 así los tristes acentos
 de las trovas doloridas,
 si no curan las heridas,
 amansan los sufrimientos.
Mis penas son tan vulgares
como esas espinas duras
que erizan las espesuras
de todos los espinares.

Más hondas son que los mares
Más hondas y más sombrías
que un horizonte sin días,
pues no hay abismo tan hondo
como el abismo sin fondo
de unas entrañas vacías.

En su Himno al sol y en el poema Óscar y Malvina, Espronceda se acerca también a la poesía de James Macpherson, inventor del vate céltico Ossian. El estilo más cultivado por el autor extremeño es algo amante de los efectos retóricos, pero es flexible e inspirado en sus mejores momentos... Para saber más pulse aquí.

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