En mis ojos no hay sierpes susurrantes,
solo miradas distintas que cualquiera descifraría si se atreviera a mirar.
En mis manos… un espacio saciable, sólo que no con cualquier cosa.
En mis brazos… sombra y cobijo, pero no para cualquier caminante.
En mis pies… bajo mis pies… el cielo o el infierno. Depende de qué tan alto quiera volar.
En mi cabeza… ni coronas ni chisteras.
Ni conejos, ni palomas, ni mariposas…
En mi boca… no escandaliza la risa.
En mis labios… no hay venenos ni pócimas.
En mi piel… ni conjuros ni hechizos.
En mi espejo… una mujer que me mira con respeto.
En mi armario… libros salvados de la inquisición de los desmemoriados.
Detrás de mi puerta… mi espacio, pero ninguna escoba.
En mis noches… la luna sólo alumbra o brinda conmigo.
En los arcones de mis oscuridades… algunos demonios que me gané en la rifa de mi vida.
Pero son inofensivos. Sólo se meten conmigo.
En mi guardarropas… todos los colores.
En la jaula del balcón… sólo mi libertad. En mis salidas nocturnas… sólo un par de tragos (trabajo de día… y debo levantarme temprano) Tras de mí nadie ha muerto aún (que yo sepa)
y en todo caso, ha sido involuntario.
En mi inventario de culpas… no pesa la soledad de nadie; sólo la mía.
En mi pecho… sólo un corazón.
En mi corazón…TU
solo TU
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